El mandatario comenzó su disertación hablando del potencial regional para el desarrollo. Mencionó que América Latina tiene una población de 600 millones de habitantes, que la mayor parte su población es joven y que en general cuenta con un ingreso per cápita aceptable.
Luego argumentó que el concepto de seguridad ha sido adverso en la región por razones históricas. Dijo, por ejemplo, que tras las dictaduras que surgieron en América Latina se creó un pánico al concepto porque este fue usado para el soporte de dictaduras. Y en segundo lugar, porque los análisis de las políticas de seguridad coincidían en que no habría seguridad si no se resolvían primero los problemas sociales.
El expresidente clasificó los países de la región entre los que tienen niveles de seguridad semejantes a países de Europa, como Chile, Uruguay y Costa Rica; los que reconocen sus problemas de seguridad como Colombia y México; y los que no “los reconocen ni los enfrentan”, entre los cuales mencionó a Venezuela. “Nuestra capital tiene 17 muertes violentas por 100.000 habitantes mientras que Caracas tiene 170”.
Acto seguido se fue en contra de la tesis que defiende que los problemas de seguridad se resolverán cuando se resuelvan los problemas sociales. “Eso fue lo que oyó decir mi generación durante décadas”.
“Hay que preguntarse desde la perspectiva de Venezuela, ¿qué puede pasar con la inseguridad si se sigue esperando a que los problemas sociales sean resueltos?”, dijo.
Sobre el terrorismo
El exmandatario reiteró su argumentación con la que ha sostenido que en Colombia no había ninguna justificación para que surgieran grupos alzados en armas, porque nunca hubo una dictadura. Uribe recordó que durante su paso por la Universidad de Antioquia las FARC decían que dejarían las armas si la democracia se profundizaba y los alcaldes y gobernadores eran elegidos por votación popular. ¿Cuál fue la reacción? Se convirtieron en sicarios de alcaldes, asaltantes de presupuestos descentralizados”, dijo.
Después cuestionó el papel de la OEA “cuando no fue capaz de declarar que las FARC son terroristas”. Y recalcó que en el seno de este organismo los países protestaron por el golpe que sacudió al presidente Manuel Zelaya en Honduras, “pero no protestaron porque el desorden institucional fue causado por el imperialismo venezolano”. En su criterio, los países de la región también callaron ante los acuerdos de “Bolivia y Venezuela con Irán”.
“Estos fenómenos tendrían que producir una reflexión sobre la manera pusilánime de sesgos ideológicos como se entienden las relaciones exteriores”, agregó.
Sobre la dosis personal
Uribe defendió la tesis de que la despenalización de la dosis personal sustentada por el exmagistrado Carlos Gaviria Díaz le hizo daño al país. “El negocio que era de exportación se convirtió en un negocio criminal doméstico”, dijo. Al comparar las cifras de hectáreas cultivadas de coca con las cultivables en todo el planeta, dijo que la legalización de la producción de la coca era someter al planeta a un riesgo muy grande.