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Antiguo 23-06-2011 , 20:56:36   #3
Mashiro
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Respuesta: Las balas que matan en Colombia

Los tipos de balas
Esa madrugada terminamos de hablar hacia la una porque Escobar dijo que tenía una cita:
—Nada especial, acompáñame.

Siempre conducía y conducía muy bien, usando poco los frenos y regulando la marcha a base de caja, entrando en las curvas con gran suavidad a pesar de la velocidad, ochenta, noventa kilómetros por hora, y poniendo sólo una mano sobre la cabrilla. La otra descansaba, bien sobre la barra de cambios o bien sobre un ametralladora MP5 que acomodaba en el borde del asiento y sostenía con parte de la nalga derecha. Dijo que me acomodara en el lugar del copiloto –Escobar fue corredor de autos– y atrás tomaron asiento dos de sus hombres. Dos minutos adelante marchaba un auto con otros cuatro hombres y una cuadra atrás, otro con cinco. Todos comunicándose permanentemente a través de pequeños radioteléfonos.

Una vez en marcha le dije que las balas era algo totalmente nuevo para mí y que si yo pudiera tener los diferentes tipos con que muere hoy el hombre colombiano, sería un buen ejercicio para continuar hablando. En ese momento pensé que si lograba conseguir esos proyectiles y luego ponía frente de cada uno a quienes lo usaban, abriría las puertas de una Colombia aterradoramente real que aún hoy sigo sin conocer. Con esas balas al frente podría preguntarles: ¿Por qué usan cada una? ¿Cuándo la usan? ¿Cómo las consiguen, qué nombres les tienen? ¿A qué distancia disparan? ¿Cómo planean el atentado? ¿Qué sienten antes de ejecutarlo? ¿Con qué ojos ven a la víctima, durante cuánto tiempo la siguen, qué piensan cuando la ven caer? En una palabra, con qué tela están hechos ellos, cómo es su alma. Cómo es su maldita existencia.

Escobar abrió los ojos y me pareció que estaba solamente concentrado en el pavimento, pero después de una pausa larga volvió a hablar:

—Cuando regrese, voy a tenerle los tipos de balas que se han usado y que se siguen usando en Colombia. Yo se las puedo conseguir con quienes las utilizan, pero métase una cosa en la cabeza: los colombianos no mueren con más de cinco o seis tipos de balas. Es que no son más de seis. Y para que piense un poco más, le cuento que todas son fabricadas en los Estados Unidos, compradas allá legalmente y, eso sí, traídas aquí de contrabando. Y traídas fácil. Y se consiguen fácil, ¿oiga?

La bolsa en la alacena

Un jueves de marzo luego de la media noche, Escobar se puso de pie y sacó de una alacena una pequeña bolsa de polietileno que aún conservo, la abrió sobre la mesita de centro de la sala y dejó caer siete balas sobre el vidrio.
—Cójalas, púlselas y yo le explico algo de cada una. Luego busque a los que las usan para que le cuenten lo que yo no sepa. ¿Por cuál comenzamos?
—Por las de Evelio Antonio Giraldo y Ramoncachaco. Los dos primeros de este baño de sangre.


—A ver –dijo– y tomó la primera en la palma de su mano derecha. La adelantó y empezó la lección: a Ramoncachaco le dieron con… esta. La del plomo achatado, la punto tres cincuenta y siete. Esa toca el cuerpo y se deforma con mucha facilidad, se vuelve una plasta allá adentro. Y el impacto es mucho más poderoso que el de una calibre treinta y ocho normal porque tiene más pólvora, o sea lo que llaman, “más propelente”. Mire lo que dice en la base: “S & W”. Eso quiere decir Smith & Wesson, de los Estados Unidos. Viene de fábrica.

La colocó dentro de la bolsa y con paciencia tomó una muy similar pero ya no achatada sino con un agujero en la punta:

—Esta es la famosa ‘dum dum’. Del mismo calibre de la otra y se usa también con Magnum. Esta es la de Evelio, más dañina, más peligrosa. Nadie que trabaje conmigo lleva esta mierda porque me parece cobarde usarla. Y menos si le meten mercurio metálico o cianuro entre el hueco. Esta ‘dum-dum’… mírela bien: ahí en la base dice, “SPL+P” ¿No es cierto? Eso quiere decir que tiene más pólvora de lo normal y que entonces va más lejos, se dice tiene mayor alcance. La fabrica la Remington de los Estados Unidos.

De todas me impresionó y me sigue impresionando una más corta pero pesada, gruesa: cobre en la punta. Cobre la vainilla. Una bala que esa noche brillaba más que las demás.

—Es que el que la usa es más escrupuloso y vive brillándolas, dijo con una sonrisa, sin levantar la cara del pequeño montón. Esa es la calibre cuarenta y cinco. Mire: esta cuarenta y cinco es para matar elefantes. Aquí en Colombia la usan con las subametralladoras Ingram, israelíes o con la pistola Colt.
—¿A quién recuerda que hayan matado con esa?
Pensó un segundo y luego soltó:
—Leí en la prensa que a Lara Bonilla. Al ministro de Justicia. Con esta no se salva nadie.


(Silencio).


Escobar entendió la pausa y sólo despegué los ojos de la palma de su mano cuando preguntó:
—Usted era amigo de él, ¿verdad?
—Sí.
—Esta guerra… hombre.


Una bala para Escobar

Trajeron dos cervezas sin alcohol y salimos frente a la cabaña. Abajo se veían titilar nerviosamente las luces de Medellín y corría un aire helado que silbaba al chocar contra los pinos.

Un poco después tomó otras dos balas, parecidas a la anterior pero más pequeñas:

—Nueve milímetros –dijo–. La más común ahora. Esta, la del hueco, es también “dum-dum” pero blindada, por eso es plateada. Aquí la usan los bandidos con pistola Beretta o Browing y con subametralladoras Ingram y Uzi.
Acercó más la mano y señaló con detenimiento la punta hueca:

—¿Ve estas estrías por el borde del hueco?, preguntó y sin hacer una pausa, dijo: cuando la bala toca la piel se llena de aire y entonces estalla y se rasga por las estrías…A ver: una, dos, tres, cuatro, cinco, seis estrías. ¡Seis balazos! A ver qué dice atrás: WIN. Es de la Winchester. Norteamericana.
(Unos años más tarde cayó acribillado no lejos de Medellín el procurador general de la Nación Carlos Mauro Hoyos y según los médicos forenses con quienes hablé posteriormente, en su cuerpo quedaron varios boquetes producidos por este proyectil).

—La otra –continuó Escobar– también es de nueve milímetros, convencional. El plomo viene forrado en cobre –se le dice enchaquetado o encamisado– y por eso, ese proyectil rara vez se deforma. Pero mire cómo son las cosas de las balas: se deforma cuando toca hueso o cráneo. Esta es la bala más utilizada ahora en el país.
(En adelante, realicé el conteo trágico de nuestros muertos en los diarios, agregándole una anotación a cada uno: la de las balas que los segaron. Con esta han caído la mayoría: Galán, Low Murtra, Antequera, Jaramillo, jueces, magistrados…).

Ya sobre el amanecer Escobar tomó las dos que quedaban. Ambas parecidas a una botella.

—Ambas son para fusil –dijo—. La más grande la utilizan el ejército, la policía y parte de la guerrilla. Es una siete sesenta y dos. Violenta. Imagínesela, para ser de fusil. Sin embargo, ya se están usando proyectiles más efectivos, más veloces y con la mitad del peso que esta siete sesenta y dos.
(Esa fue la del Mexicano. Según la policía salió de la ametralladora M60 emplazada en un helicóptero y lo alcanzó en la cabeza).

—¿Modernas, cómo cuál?, le pregunté y mostrándome la última respondió:
—Como esta. Igual pero más pequeñita y más potente. Esta es la cinco cincuenta y seis. Tiene mayor poder de penetración, más velocidad, más revoluciones y pesa sólo 11 gramos. La anterior pesa 24. ¿Sabe por qué es lo mejor que hay? Porque además del blindaje, la pólvora es una mezcla con TNT.

Esa fue la de Escobar.


Germán Castro Caycedo | Cromos.com.co

Fuente: http://www.cromos.com.co/especial-95...matan-colombia

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