El Supremo Tribunal de Justicia emitió un fallo unánime en relación a dos presentaciones que exigían que ambos tipos de parejas gocen de los mismos derechos civiles y económicos


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El histórico fallo del Supremo Tribunal contó con la aprobación de los diez magistrados que componen el cuerpo. Incluso Gilmar Mendes, considerado el más conservador de los miembros de la corte, votó en favor del carácter legal de la unión homosexual, de la que dijo que hasta ahora "está en un limbo jurídico" que impide el pleno ejercicio de "derechos fundamentales básicos" del ser humano.

"El sexo de dos personas no puede generar desigualdad jurídica", había dicho en la víspera el juez Carlos Ayres Britto, quien actuó como instructor de la causa. "No existe nada más íntimo y privado que la práctica de la propia sexualidad", señaló al comenzar el juicio. En su opinión, que fue respaldada por el resto de los jueces, la sexualidad y el ejercicio de ella son dos asuntos en los que "ni las leyes ni el Estado tienen nada que opinar".

El fallo atendió a dos demandas distintas, que exigían el reconocimiento de las parejas homosexuales como entidad familiar y, por lo tanto, con los mismos derechos económicos y civiles que las heterosexuales.

La decisión del tribunal supone que desde este momento toda pareja tendrá los mimos derechos en materia de herencias y pensiones, entre otros que hasta ahora estaban reservados sólo para los matrimonios heterosexuales.

Una de las demandas fue presentada por el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, y pedía además que acabe la discriminación que todavía existe en términos legales en la administración pública nacional y regional.

La única voz que se alzó contra la iniciativa durante el proceso legal fue la del Episcopado, que estuvo representado por el abogado Hugo Cysneiros, para quien la Constitución "es clara" cuando se refiere al matrimonio y dice que está compuesto por "un hombre y una mujer". "Si los legisladores aceptasen la unión entre dos personas del mismo sexo habrían dicho 'individuos' o 'seres humanos'" y no "un hombre y una mujer" para definir la pareja, argumentó el letrado.

Según Cysneiros, el hecho de que exista una relación afectiva entre dos personas no puede ser aceptado por la ley como una unión estable. "Poligámicos, incestuosos, pueden alegrarse. Ustedes también buscan afecto", ironizó al exponer la posición de la Iglesia católica ante el Supremo.

El último censo realizado en Brasil, correspondiente a 2010, reveló que hay 60.002 parejas estables compuestas por personas del mismo sexo. Organizaciones defensoras de la libertad sexual sostienen, no obstante, que la cifra es muy superior, ya que debido a la discriminación muchas de esas parejas prefieren mantenerse en una situación "clandestina". Según ellos, los homosexuales representan entre un 10% y 15% de la población de 190,7 millones de personas.