Denunciante Épico
 |  Terrorista de escritorio
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Salud Hernández-Mora Debe ser que la máxima: "quien peca y reza, empata", no solo es nuestra; también suecos y suizos la practican. Da pesar, además de infinita ira, que concedieran nacionalidad sueca, al miembro de una banda armada No sé si llamarle cinismo o el colmo de la doble moral. Con una mano entregan el Premio Nobel de la Paz y con la otra alimentan a terroristas. Es un insulto a los colombianos, una muestra del desprecio que sienten por estas tierras que ensangrientan los violentos, permitir a las Farc vomitar su propaganda de atrocidades desde un país tan civilizado, pacífico y democrático como Suecia. Yo admiro profundamente a los nórdicos, su civismo, tolerancia, su sociedad igualitaria, donde la miseria no existe; por eso, menos comprendo la permisividad hacia los criminales que causan estragos lejos de sus fronteras. No hay derecho a que Anncol, agencia de noticias y lavacerebros de la guerrilla, emita desde Estocolmo, con total libertad, sus mensajes de violencia. Porque ese órgano informativo no es otra cosa distinta a un arma de guerra al servicio de los grupos subversivos. Causa estupor conocer que el tal Joaquín Pérez Becerra, alias 'Alberto Martínez', entusiasta y veterano integrante de las Farc, acudiera a la redacción de Anncol, situada en la capital sueca, como quien va a trabajar a una simple oficina. No tenía que disimular, ni inventar fachadas, ni buscar testaferros, ni esconderse en guaridas clandestinas. De forma abierta y, según conocí esta semana, con respaldo económico del Estado sueco, se dedicaba a producir y transmitir la propaganda de los terroristas de las Farc como quien edita una hojita parroquial. Por si lo desconocen los gobernantes de la nación nórdica, desde Anncol amenazan, aplauden atentados y repiten las mentiras de los criminales. En suma, son un brazo armado más de la hidra subversiva, esa que persigue, tortura, arruina y angustia a la ciudadanía indefensa colombiana. No es, pues, ningún periodista radical antisistema que tenga derecho a la libre expresión, como clamaron los partidos comunistas de Venezuela y Colombia, quienes desnudaron de nuevo sus bien conocidos aprecios y alianzas. Sorprende, eso sí, que Hugo Chávez lo deportara, aunque tal vez le apostó a que en Bogotá un juez lo dejara libre. Como ya soltaron al hermano de Rodrigo Granda para que huyera a Nicaragua, de pronto pensó que harían lo mismo con el terrorista de escritorio, camarada 'Alberto Martínez'. O puede que el bolivariano confía en que le darán una condena chiquita con la presión que ejerzan en su momento los tontos útiles de la guerrilla, para que pueda regresar pronto a Suecia. Porque esa es otra. Da pesar, además de infinita ira, que concedieran asilo y la nacionalidad sueca, en el año 2000, al miembro de una banda armada mientras cierran sus puertas a las verdaderas víctimas. Porque hay decenas de antiguos secuestrados a quienes las Farc y el Eln siguen acosando después de arruinarles la vida, que quisieran refugiarse en ese país, pero para ellos no hay visa. Lo mismo podría escribir de Suiza, santuario de uno de los más activos embajadores farianos, íntimo y casi que hijo de 'Raúl Reyes'. Omar Arturo Zabala, alias 'Lucas Gualdrón', vivió siempre rico, con salario de las Farc, y dedicado a hacerles eco y vueltas por toda Europa.
Tampoco en Ginebra perturbaron durante años su existencia tranquila. Deben pensar en ambas naciones que los muertos, mutilados, secuestrados, extorsionados, amenazados y desaparecidos por cuenta de las guerrillas merecen de alguna forma su infortunio. Y en caso de que el cúmulo de crímenes les dañe una noche el sueño, pagan unos pocos programas de asistencia a víctimas, entregan nobeles de paz, se incorporan al grupo de países amigos, y quedan listos. Debe ser que la máxima: "quien peca y reza, empata", no solo es nuestra; también suecos y suizos la practican.
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