Un acuerdo con los países de la región afectaría principalmente a los productores agroalimentarios europeos, que
dejarían de percibir esa cifra hacia 2020
Según un estudio de la Comisión Europea,
las pérdidas más profundas las sentirían los productores ganaderos de Irlanda, Gran Bretaña y Francia, golpeados por lo que sería un incremento de 200 mil toneladas anuales en importaciones de carne desde Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, de acuerdo con el informe.
La Unión Europea y el Mercosur relanzaron el año pasado las conversaciones
que estaban estancadas desde 2004, con miras a un acuerdo que crearía la mayor zona de libre comercio del mundo. Ésta tendría 750 millones de habitantes y un comercio de bienes y servicios por US$ 124.600 millones en 2010.
Los negociadores siguen esperanzados de poder alcanzar un acuerdo más adelante este año.
Cualquier pacto contemplaría que Europa abra sus mercados a los bienes agrícolas sudamericanos, a cambio de un mayor acceso a los mercados del Mercosur para servicios y artículos del Viejo Continente, como por ejemplo autos.
Sin embargo, las conversaciones enfrentan
una fuerte oposición de parte de algunos gobiernos de la UE. Dos de estos ejemplos son Francia e Irlanda, donde los influyentes grupos agrícolas han advertido que un incremento de importaciones alimenticias más baratas
podría dejar fuera del negocio a muchos productores europeos.
El estudio fue elaborado para el Departamento de Agricultura de la Comisión por un Centro de Investigaciones Científicas de la UE, y fue entregado el jueves a funcionarios comerciales de gobiernos europeos en Bruselas.
De acuerdo al informe,
podrían perderse hasta 33 mil empleos en Europa si se aprobara el actual borrador del acuerdo.
"El impacto total de un posible acuerdo de libre comercio UE-Mercosur sobre el sector agrícola de la Unión Europea
es negativo, pero la intensidad de los efectos varía considerablemente a lo largo de los productos agrícolas y de las regiones", indicaron los autores del informe.
Para el 2020, la producción de carne del Viejo Continente caería en más de 150 mil toneladas al año, mientras que los precios para los productores bajarían casi un 8%