Preocupa que se produzca una situación similar a la que tuvo lugar
después del terremoto de Kobe en 1995 cuando hubo un pico de casos, entre ellos, el del
alcalde de la ciudad
Hay inquietud entre los funcionarios japoneses por la posiblidad de que
la desesperación de los sobrevivientes genere una ola de suicidios. Para prevenirla, las autoridades han instalado
líneas de atención teléfonica y ofrecen
terapia y acompañamiento a las víctimas, según reporta el diario
Los Angeles Times.
Los equipos sanitarios que se ocupan de los refugiados en campamentos han sido alertados para que presten especial atención a
cualquier signo anticipatorio de decisiones fatales por parte de quienes han perdido a sus familias y hogares.
En los próximos meses, esas personas deberán enfrentar la
dura perspectiva de volver a empezar y quizá recién entonces tomen
conciencia plena de la tragedia sufrida, lo que puede hundir a muchos en la depresión.
No existen estadísticas precisas de ese período, pero sí está probado que hubo
un incremento de suicidios luego del sismo de 1995 que causó 6.400 muertes. Entre los que se quitaron la vida estaba
Takumi Ogawa, de 64 años,
el alcalde de Kobe que
se quemó a lo bonzo al cumplirse un año del desastre. Durante esos meses, había trabajado incansablemente en la restauración de su ciudad, en la cual murieron más de 2 mil personas.
Con una población de 127 millones,
Japón tiene una altísima tasa de suicidios. Desde 1997, año de la crisis financiera asiática, se contabilizan anualmente unos 30 mil. Es decir que,
cada 15 minutos, alguien se quita la vida y es el suicidio la principal causa de muerte entre los hombres de 20 a 44 años y entre las mujeres de 15 a 34, según el diario.
Marzo suele ser el mes con más cantidad de casos por marcar el
fin del año fiscal japonés. Muchas de estas muertes son provocadas por el sentido de responsabilidad de personas que no pueden honrar sus deudas.
Desde 2007,
cada prefectura se ha dotado de un servicio de prevención al que seguramente apelarán ahora las regiones más afectadas para evitar mayores pérdidas humanas.