La Estación de Policía del barrio Calle Nueva (San Calixto) fue hostigada en la madrugada del viernes, al parecer, por fuerzas combinadas de las Farc y el Eln.

En el atentado perdieron la vida tres personas: Wilmer Machado de 28 años, su esposa Adiela Méndez Amaya de 24 años y su hija Alejandra de dos años.

El ciudadano se desempeñaba como conductor y su acompañante sentimental laboraba en la cooperativa de caficultores de la región.

Versiones fragmentarias señalaron que a la 1:10 de la madrugada uno de los cilindros bomba impactó en la vivienda de la familia Machado Méndez, ocasionando la tragedia.

Milagrosamente un menor de 8 años de edad, perteneciente a la familia, se salvó. Los vecinos sufrieron una crisis nerviosa tras el ataque perpetuado.

Las pérdidas son incalculables, pues la onda explosiva afectó alcanzó la Estación de Policía, diez viviendas, la escuela y la Casa de la Cultura.

Tras el ataque subversivo la población quedó en penumbras, pues se afectó el sistema de suministro de energía eléctrica. Por razones climáticas los helicópteros no han podido llegar a la zona.

No hubo uniformados heridos

“Era como el fin del mundo. Lo que no hizo la intensa ola invernal (cobrar vidas humanas) lo hace la subversión”, indicó un habitante del sector.

La Policía logró repeler el ataque y no se reportaron uniformados heridos, debido a que los tres artefactos cayeron a las viviendas ubicadas en la parte posterior de la Estación.

Un cilindro bomba, que cayó en el barrio el Hoyito, no alcanzó a estallar y la carga explosiva conformada por metralla y anfo fue neutralizada.

Temor generalizado existe en la población civil por la arremetida de los grupos guerrilleros. Los habitantes no quieren que se repita la ola de violencia que se registró en la década de los 90, cuando fue asesinado el alcalde Henry Alfonso Machado, el personero José Antonio Amaya Páez y un número considerable de campesinos y líderes comunales.

Censuran arremetida guerrilla

Repudio generalizado han expresado los representantes de los distintos estamentos sociales de la provincia de Ocaña tras el ataque perpetrado por grupos que operan al margen de la ley en San Calixto.

El Alcalde del municipio, Jairo Antonio Pérez, se mostró triste y compungido por este hecho, que acabó con un núcleo familiar.

“No hay derecho que mientras muchos trabajamos por generar el progreso, otros estén dedicados a destruir. La tristeza invade nuestros corazones”.

El concejal Simón Bayona manifestó que es justo que se ataque a una población indefensa con armas no convencionales.

Instó a los organismos a internacionales de derechos humanos a que intercedan para lograr una convivencia pacífica en esta región que ha sido golpeada por la violencia desde hace muchos años.

“Lo que ha pasado aquí es muy lamentable. Jamás había visto algo similar, es un acto de barbarie. La furia de la naturaleza no cobró vidas humanas, pero ese ataque demencial corta la vida de tres personas llenas de mucha ilusión”, reitera.

El personero Pedro Quintero Montejo también repudió el ataque subversivo e hizo un llamado a los violentos para que cese su accionar, “porque la población civil se encuentra en medio del fuego cruzado”.

El Alcalde de Ocaña, Yebrail Haddad Linero, rechazó los actos de violencia contra las poblaciones de San Calixto y Sardinata y se solidarizó con las familias de quienes fueron víctimas de tan execrables actos.