A diferencia de lo que muchos esperarían encontrar, el llanto, los gritos, el desorden y el desespero no se han dejado ver en Japón. Llama la atención ver a los japoneses haciendo fila y respetando a los demás a la hora de recibir comida o cualquier otro tipo de ayuda humanitaria.
En las notas televisivas SÍ se ha visto a los japoneses llorando, desesperados, etc.
"Los japoneses tenemos sangre de oveja, no sangre de tigre como los colombianos", le comentó con gracia a ELTIEMPO.COM el consejero de la Embajada de Japón en Colombia, Yasuhisa Suzuki, haciendo alusión a las ovejas como una manada unida en la cual todos se mueven por el mismo objetivo (Último balance del sismo en Japón: 4.314 muertos y 8.606 desaparecidos).
Insultó a los colombianos y nadie se dio cuenta con eso de la sangre de tigre.
En la cultura japonesa lo normal es mantener el sufrimiento por dentro, algo completamente opuesto a lo que hacemos los latinoamericanos: expresarlo todo. Por eso nos sorprende tanto ver su sobriedad tras el terremoto.
Por eso no se muestran cadáveres en los desastres.
"Los japoneses somos un pueblo reflexivo. Nunca culpamos a los demás por nuestras tragedias, ni siquiera cuando perdimos la Segunda Guerra Mundial culpamos a Estados Unidos; los culpables éramos nosotros", afirmó el consejero Suzuki (Así está Japón cinco días después del sismo).
Serían muy cínicos si culparan a los demás por sus tragedias, sobre todo por lo de la Segunda Guerra Mundial
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En conclusión: No es algo particular de los japoneses. Son actitudes típicas de los países desarrollados
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