Cuando los médicos dijeron que no había nada más que podían hacer por Emilie Gossiaux, su novio estaba decidido a demostrar que estaban equivocados.





La estudiante de arte de 21 años de edad, fue golpeada por un semi-remolque de 18 ruedas, mientras ella estaba montada en su bicicleta en Brooklyn, Nueva York.

Fue llevada de urgencia al Hospital Bellevue con múltiples fracturas en la cabeza, la pelvis y la pierna izquierda. Había sufrido un derrame cerebral y su corazón se había detenido un momento en la mesa de operaciones.

Las posibilidades de supervivencia eran “sombrías”. Cinco semanas más tarde e incluso cuando su condición médica era estable, la Srta. Gossiaux no estaba cognitivamente lista para un tratamiento de rehabilitación, dijeron que debía ser trasladada un hogar de ancianos par un tratamiento a largo plazo en su natal Nueva Orleans.





Pero su novio desde hace un año, Alan Lundgard, de 21 años, no iba a renunciar a ella sin dar dura lucha.

La pareja se había conocido en el 2006 en Colorado, en un campamento de verano para estudiantes de secundaria.
Ellos se reunieron de nuevo un año más tarde como estudiantes de primer año de arte en la Cooper Union School of Art y se enamoraron poco después.

Después del accidente, el Sr. Lundgard se sentó junto a la cama de su novia, tratando desesperadamente toda la noche de hacerla reaccionar.

Ella tenía problemas de audición desde que era niña y dependía de los audífonos. la Sra. Gossiaux y su esposo Eric y el Sr. Lundgard también temían que el accidente le había dejado ciega.

Consciente de esto, Lundgard había estado investigando historias sobre sordos y ciegos. Leyó que para comunicarse con personas sordas y ciegas había que escribir con su dedo en la palma de la mano.

El Sr. Lundgard decidió una noche tratar la técnica. Escribió “Te amo” letra por letra en la palma de la señorita Gossiaux.





Sorprendentemente funcionó y ella respondió de inmediato con: ‘Oh, ¿me amas? Eso es dulce. Gracias”.

Ni siquiera era una conversación”, dijo el Sr. Lundgard el New York Times. ”Era justo un cambio que me llamó la atención sobre el hecho de que no estaba dañado su cebero a tal punto que tenía la capacidad de recuperarse”.

Emocionado sabía que ahora podría revertir su condición médica, la señorita Gossiaux era consciente del mundo que la rodeaba. Continuó para deletrear palabras y frases enteras en la palma de su mano.

Gossiaux no había sido capaz de usar su implante coclear o audífono que llevaba en la otra oreja, debido a sus lesiones desde el accidente.

Finalmente pusieron a funcionar el audífono nuevamente y Gossiaux empezó a oir de nuevo. Su memoria y la función cognitiva estaban completamente intactas, pero el trauma le había dejado ciega.

“Cuando volvió en sí, era como una fiesta en el hospital, dijo el señor Lundgard”. ”Todas las enfermeras llegaron, bailando y gritando”.

Fue trasladada al Instituto Rusk de Medicina de Rehabilitación en Nueva York, donde todavía está en tratamiento en la actualidad. Y hay una pequeña posibilidad que recupere la vista.

Hoy en día está feliz de estar viva. A pesar de su pérdida de la visión y de seguro que terminará su último año en la Escuela de Arte.