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 |  Libia se desangra por los enfrentamientos
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 | Libia se desangra por los enfrentamientos  Las fuerzas de Kadhafi atacaron la ciudad de Al Zauiya y se habla de 200 muertos. Los milicianos rebeldes avanzaban hacia Sirte, localidad de residencia del líder libio.
Contingentes leales a Muamar Kadhafi penetraron ayer las líneas rebeldes en una ciudad próxima a Trípoli en poder de la insurgencia, mientras que fuerzas antigubernamentales celebraron la captura de un puerto petrolífero importante en la costa este de Libia, en una violenta jornada que habría dejado más de 200 muertos.
El contraste de acontecimientos indica que el conflicto en Libia tiende a una guerra civil prolongada, en la que el gobierno combate por mantener el control de Trípoli y los alrededores, y los rebeldes buscan avanzar su frente hacia el oeste desde sus posiciones en el este del país.
Kadhafi, quien gobernó el país durante cuatro décadas prácticamente sin obstáculos, mantiene la feroz represión contra quienes pretenden sacarlo del poder desde el 15 de enero, mientras la comunidad internacional continúa con sus conversaciones para decidir las medidas que se tomarán para frenar la violencia.
La ofensiva oficialista de ayer contra la ciudad de Al Zauiya, de 200 mil habitantes y 50 kilómetros al oeste de Trípoli, se inició con un ataque sorpresivo al amanecer. Una columna de unos 35 carros de combate que partió desde la capital desplegó sobre los residentes en la ciudad cercada todo su poder ofensivo, y el número de muertos se disparó, según relató uno de los médicos contactado por teléfono por la cadena Al Jazeera. Según esa fuente, las víctimas fatales superan los dos centenares y los heridos son cientos.
Con apoyo artillero y de morteros, los sitiados sufrían numerosas bajas y las grabaciones enviadas por residentes y mostradas en canales árabes ilustraban un escenario aterrador.
En contrapartida, Ras Lanouf, a unos 140 kilómetros al este de Sirte, localidad de residencia de Kadhafi, había caído en manos rebeldes después de combates intensos con fuerzas leales al régimen que huyeron del lugar, aseguraron varios testigos.
Un periodista de AP que llegó a Ras Lanouf ayer vio izada en instalaciones petroleras del puerto la bandera roja, negra y verde que adoptaron los rebeldes y que corresponde a la monarquía anterior al régimen de Kadhafi.
Las últimas informaciones de ayer indicaban que los opositores avanzaban hacia Sirte.
Allí, la deserción de algunos mandos militares leales hasta ahora a Kadhafi daban indicios del debilitamiento de su capacidad militar en esa ciudad. Hubo fricciones tribales por la negativa de uno de los clanes a combatir a los rebeldes junto a las brigadas de Kadhafi.
Las ciudades de Al Agila, Ras Lanouf y Ben Yauad fueron cayendo bajo el control rebelde en los últimos días, después de que las fuerzas fieles al líder libio lanzaran el miércoles una ofensiva sin éxito contra el enclave petrolero de Brega, en manos de la oposición.
Declaración.
Mientras tanto, el grupo de oponentes reunidos al este del país en el Consejo Nacional emitió ayer su primera proclamación formal como representante legítimo del pueblo libio. Los 31 miembros del consejo están dirigidos por el ex ministro de Justicia Mustafa Abdel Jalil, una de las primeras figuras de alto perfil que renunció cuando Kadhafi inició la represión.
En un discurso en la ciudad de Bengazi, Abdel Jalil aseguró que el Consejo es el único representante legítimo de Libia, que no permitiría tropas extranjeras en suelo libio, pero llamó a las potencias externas a llevar a cabo ataques aéreos que ayuden a retirar a Kadhafi del poder.
Según el periódico The Guardian , el gobierno británico está listo para ofrecer asesoramiento militar a los grupos de la oposición y a establecer contactos con líderes antigubernamentales con vistas a un apoyo logístico.
Fuentes del Ministerio de Defensa precisaron la disposición de enviar efectivos del Tercer Regimiento Real de Escocia, en caso de una intervención con fachada de operación humanitaria. La medida es una clara intervención en el suelo libio para reforzar el levantamiento, sostiene The Guardian .
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