Oswaldo Mendoza Aguilar no tuvo compasión cuando su prima, de 8 años, le rogó para que no la violara. A “El Potala” tampoco le importó el sufrimiento de la niña, a quien ultrajó frente a su casa, en el barrio El Nazareno, el 4 de julio de 2010.

Ayer, ocho meses después de lo ocurrido, el Juzgado Cuarto Penal del Circuito condenó a Oswaldo Aguilar a pagar 22 años y seis meses de prisión, por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años.

Los hechos

En la madrugada del 4 de julio pasado, “el Potala” llegó drogado a su vivienda y fue directo a la habitación donde dormían 3 de sus primos. Tomó a la niña, le amordazó la boca, la envolvió en una sabana y la sacó de la casa sin que nadie lo notara. El sujeto llevó a la menor a un lote enmontado frente a la residencia, y allí la sometió a vejámenes sexuales.

Unas personas del barrio sorprendieron a “el Potala” saliendo afanosamente del monte, y escucharon el llanto de la menor.

De inmediato lo agarraron, y con piedras y palos lo atacaron para cobrarle sus actos. La Policía salvó al sujeto de ser linchado por la comunidad.

"Yo estaba durmiendo cuando escuché un ruido, no me alarmé porque pensé que era mi primo que había llegado. Después vino un vecino a decirme que a la niña la habían violado", dijo el padre de la niña en aquella ocasión.

Por las graves lesiones que sufrió, la menor fue trasladada a la Maternidad Rafael Calvo y de allí remitida al Hospital Napoleón Franco Pareja, donde estuvo hospitalizada por varios días.

Familiares de “el Potala” aceptaron que es drogadicto, pero dijeron nunca antes había cometido un acto como el que ahora lo condujo a prisión.

Mendoza Aguilar aceptó ante el Juez el delito por el cual se le acusaba, pero por tratarse de un crimen en el que la víctima es una niña, el condenado no tiene derecho a beneficios de rebajas de pena o suspensión condicional.