Gobierno estudiará cómo conseguir la liberación de los 16 uniformados que quedaron en la selva.
Ocho días después de finalizado el último proceso de liberaciones, el Gobierno se sentará a analizar cómo se subsanarán las fallas que se presentaron y a decidir cómo se podrá conseguir la liberación de los 16 uniformados que quedaron en la selva.
Fuentes allegadas a la última ronda de liberaciones contaron que uno de los primeros obstáculos que el Gobierno colombiano tuvo que sortear fue el malestar que provocó en el Gobierno de Brasil la entrega errada de las coordenadas para la dilatada liberación del mayor Guillermo Solórzano y del cabo Salín Antonio Sanmiguel.
Brasil se habría molestado no sólo por este hecho, dijeron las fuentes, sino porque una de las partes argumentó que las coordenadas fueron mal interpretadas por los expertos pilotos que participaron en la liberación.
Ante la molestia, el Gobierno tuvo que moverse de manera habilidosa para lograr que Brasil se mantenga como uno de los aliados clave en las liberaciones que pueden concretarse de aquí a junio.
Las fuentes consultadas indicaron que un primer punto para desenredar este nudo sería la modificación de los protocolos de operaciones que se firmarán entre el Gobierno, el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Gobierno de Brasil y las Farc.
En ese sentido, las partes acordarán que se incluya las 'operaciones express', es decir, que los helicópteros del Gobierno de Brasil no tengan que permanecer más de tres horas en la selva, como ocurrió en las pasadas liberaciones.
Una de los momentos más dramáticos que se vivió en la liberación del mayor Solórzano y del cabo Sanmiguel fue que las condiciones climáticas obligaban a realizar la operación en menos de 4 horas.
Las Farc, dicen las fuentes, se demoraron más de lo previsto en llegar al lugar de encuentro y la aeronave, de bandera brasileña, estuvo a punto de quedar en una zona rural y de influencia guerrillera durante una noche, lo que habría ocasionado un incidente bilateral.
Además, reducir el número de horas de la operación permitiría que no se vuelvan a realizar actos de homenaje o celebraciones, como denunció el Gobierno.
El nuevo protocolo, si se llegan a acordar nuevas liberaciones, tendría además una condición adicional: que las liberaciones no sean con cuentagotas.
El hecho de fraccionar las liberaciones en tres episodios, como ocurrió en las últimas dos semanas, fue visto como una excesiva ventaja militar para las Farc por parte de la cúpula militar. Ahora, las partes se concentrarán en buscar que las Farc liberen a los 16 secuestrados en un solo grupo.
No será una tarea fácil pues la información de inteligencia, indica que los 16 secuestrados están divididos en dos grupos, repartidos de la siguiente manera: 11 en un sector del Guaviare y cinco en Putumayo.
Precisamente, estos serían los departamentos donde se realizarían las futuras liberaciones, pues las partes consideran que operativos de esta naturaleza no se pueden repetir en departamentos como Cauca y Tolima, por la complejidad topográfica de esas regiones.
El último punto que se discutirá esta semana es si este proceso da para hablar de un proceso de acercamiento con las Farc. Sin embargo, en este tema la respuesta es más clara: aún no existe la suficiente confianza.
La ex senadora Piedad Córdoba se ha mostrado cautelosa. Ella está empeñada en traer a la libertad a esos 16 secuestrados, pero esta semana, admitió que "han quedado resquemores por como se trató el tema de las últimas liberaciones".
Y sobre la suerte que correrá este proceso, sólo atinó a decir: "Por el momento es muy prematuro asegurarlo". Por lo pronto, Piedad viajará a Uruguay y México para seguir buscando apoyo a una causa que la obsesiona: la paz.
FUENTE: ELTIEMPO.COM