En busca de repetir la multitudinaria marcha del 4 de febrero de 2008, hoy, tres años después, se abre una nueva convocatoria para una marcha contra las FARC. Sin embargo, los motores de la marcha "versión 2011" tienden más a ser para fines electorales, de cara a los comicios a celebrarse en octubre próximo.
La marcha de 2008 convocó a millones en Colombia y en el mundo en torno a una sola consigna: el rechazo a los crímenes de las FARC. Por desgracia, esta manifestación convocada a través de Facebook fue del provecho de muchos políticos de la corriente uribista, quienes aseguraban que esta manifestación no sólo era en contra de la barbarie del grupo criminal sino también en apoyo al entonces presidente Uribe.
Fue tal el provecho que sacó el uribismo de la marcha, que se atrevieron a llamar "cómplices del terrorismo" a los políticos de oposición que decidieron no participar de dicha marcha o quienes critcaron la marcha y sugirieron que la marcha tenía tinte político y sólo buscaba beneficiar a Uribe. La mayoría uribista también se unió a las salvajes acusaciones, ignorando que en repetidas ocasiones dichos políticos de oposición, en su mayoría del Polo Democrático Alternativo, se han pronunciado en contra de las acciones criminales de las FARC, aunque no en los términos que la mayoría de la gente esperaría.
Tres años después, de nuevo las redes sociales se convierten en medio de convocatoria masiva para este próximo jueves 11 de marzo. Sin embargo, los motivos de la marcha son distintos, aunque a simple vista se pudiera asumir que se trata de los mismos motivos. La marcha del 4 de febrero fue convocada precisamente para mostrar la desaprobación de la gente hacia las FARC y no tenía ningún fin electoral ni buscaba apoyo para ningún político como lo quisieron hacer ver los uribistas. En cambio, esta nueva manifestación está siendo realizada, además, para exigir al gobierno "continuar con la ofensiva militar contra las FARC".
Esto ya empieza a denotar que hay intereses electorales detrás de esta marcha. Muchos uribistas han criticado la gestión de Santos porque supuestamente "está olvidando las prioridades", que en el gobierno Uribe se reducían a combatir a las FARC bajo la premisa inicial de "derrotarlas por completo en un plazo de seis meses". Los seis meses se convirtieron en ocho años y sin embargo el problema aún persiste, aún cuando la acción de las FARC ya no es el pan de cada día como en otras épocas.
Lo cierto es que el uribismo necesita de las FARC, las han hecho parte de su campaña política, saben que mientras existan habrá una manera de mantenerse vigentes en la vida política colombiana. Y ahora más que nunca buscarán mantenerse vigentes en las elecciones regionales de octubre, a fin de "consolidar la mayoría en el país". Se han valido de nuevas herramientas como los denominados "talleres democráticos" del ex-presidente, pero sin duda mantener a las FARC como un mecanismo para asustar a la opinión pública será de gran utilidad.
Mientras tanto, marcharán como borregos en fila hacia el matadero. Aún cuando hay motivos que ameriten una manifestación como la corrupción, el desempleo y demás injusticias sociales, el principal motivo de protesta será uno con el que los políticos uribistas seguirán distrayendo a la opinión pública de problemas tan reales como las FARC pero de mayor envergadura, y ese chivo expiatorio so nada más y nada menos que las FARC.