Denunciante Bronce
 |  El mamut burocrático y las mafias de la corrupción
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 | El mamut burocrático y las mafias de la corrupción Por: Juan Carlos Flórez / Especial para El Espectador Las lecciones que deja el llamado cartel de la contratación. El periodista, analista y exconcejal de la ciudad Juan Carlos Flórez critica que el alcalde Samuel Moreno hubiese “ignorado olímpicamente” las pruebas de presuntas irregularidades y asegura que la corrupción es en todo el país. La decisión, esta semana, de la Fiscalía General en el sentido de imputar seis cargos contra el contralor de la ciudad, Miguel Ángel Moralesrussi, y dos exfuncionarios del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), Liliana Pardo e Inocencio Meléndez, los tres investigados por el llamado cartel de la contratación, deja claro que el asunto pasó de ser un mero escándalo mediático. El rumbo de la polémica lo tomarán ahora las autoridades desde los estrados y trascendió que esta semana que comienza podrían presentarse algunas capturas. Asimismo, la Procuraduría General tomaría decisiones en el juicio disciplinario que le sigue al contralor Moralesrussi y al exrepresentante a la Cámara Germán Olano dentro del mismo caso. Más allá de las noticias coyunturales, el cartel de la contratación en Bogotá ha evidenciado una trama de corrupción que deja preguntas no resueltas, algunos sinsabores y pone en evidencia, de nuevo, uno de los más grandes desafíos que enfrenta la democracia. Así lo analizó para El Espectador el exconcejal y periodista Juan Carlos Flórez. Preguntas no resueltas La primera tiene que ver con el porqué de la lentitud de la justicia en asumir estos temas. Si la justicia es blandengue con la corrupción, ésta prospera irrigada por la impunidad. La detención en plena sesión de la Corte Suprema de Justicia de un abogado, por videos grabados en EE.UU., nos obliga a pensar cuántos testimonios no pueden comprar también las mafias de la corrupción. ¿Cuántos chantajes no podrán hacer, cuántos jueces no podrán intimidar o, incluso, sobornar? Una segunda pregunta no resuelta tiene que ver con el enorme ******o de inteligencia estatal. Si aquí ‘chuzan’ a todo el mundo, ¿por qué ese mismo sistema de espionaje no puede ser utilizado para infiltrar las mafias de la corrupción? ¿Por qué el mismo sistema que se emplea para detectar operaciones de lavado de los narcos no es usado para rastrear los gigantescos lavados de activos, provenientes del robo del Estado que hacen muchos políticos y el séquito de socios que los acompañan? Sinsabores El sinsabor más grande que deja la trama mafiosa de corrupción en Bogotá está relacionado con el hecho de que todas las evidencias terminaron, durante largo tiempo, ignoradas olímpicamente por el alcalde Samuel Moreno, desechadas por el Polo Democrático Alternativo (su partido), que las atribuye a un complot de la derecha, menospreciadas por muchos medios de comunicación y durmiendo en las gavetas de los que debían cuidar los dineros públicos. Ni hablar del Concejo de Bogotá, que pasó vergonzosamente de agache, puesto que sus principales fuerzas cogobiernan junto a Moreno. Y, por último, ¿por qué la justicia parece ignorar que la corrupción es una trama nacional? ¿Dónde está el gran esfuerzo para ir hasta el fondo de la corrupción nacional? El fatal y malévolo principio de hagámonos pasito sigue vigente en el país. El gran desafío La transformación del robo del Estado en una gigantesca operación mafiosa es el gran desafío que enfrenta nuestra democracia. Los paramilitares y las guerrillas son herencia del pasado y ya los pusimos por fuera de la ley. Muchos corruptos delinquen con el código en la mano y, en no pocos casos, son copartícipes en la hechura de las leyes y en la expedición de decretos y normas. La corrupción es un cáncer que carcome al Estado desde adentro; el Estado duerme con el enemigo, la mafia de la corrupción. La corrupción se ha extendido como un sistema mafioso que se adueñó de áreas claves de la gestión estatal. La alianza entre políticos y contratistas crece en el suelo abonado de los negocios que el Estado entrega o realiza con particulares, agua potable, aseo, obras públicas, medicamentos, servicios hospitalarios y para el sector defensa y, en general, todos los que devora el mamut burocrático. La corrupción, además de ser un robo a gran escala, destruye la legitimidad de la democracia y corroe el ambiente ético en la sociedad, puesto que eleva a mandamiento una sórdida regla: el que no roba es un pendejo. Balzac escribió que detrás de toda gran fortuna había un crimen. Detrás de la corrupción está uno de los crímenes más grandes, dejar sin agua potable, educación, salud, justicia, seguridad y buenas vías a los ciudadanos comunes y corrientes. Enlace: http://www.elespectador.com/impreso/...-de-corrupcion
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