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Denunciante Épico
 |  Angelino, omnipotente Por: María Isabel Rueda
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 | Angelino, omnipotente Por: María Isabel Rueda 
María Isabel Rueda En nuestra pseudodiarquía gubernamental los ministros formulan directrices y Angelino las corrige en una instancia superior. Juan Manuel Santos escogió a Angelino como fórmula para ponerles cara visible a temas internacionalmente conflictivos para Colombia, como los derechos humanos y las garantías laborales. Eso no significa que tenga funciones. La Constitución del 91, que revivió la figura de la Vicepresidencia, se cuidó de esterilizarla funcionalmente, ya que por ser de elección popular le otorga al Vicepresidente un peligroso potencial conspirativo. Luego sería medio tonto pensar que el protagonismo de Angelino Garzón viene creciendo sin el visto bueno del presidente Santos. Lo que resulta inexplicable es los niveles a los que lo ha dejado volar. ¿Será que Angelino lo está cogiendo cortico? El Presidente le dijo sí al recálculo del salario mínimo que propuso el Vicepresidente. Le dijo sí al retiro, sin siquiera un debate parlamentario, de los artículos sobre la edad de jubilación de los colombianos, como se lo exigió Angelino. Le sigue manteniendo intacto a Angelino el poder político en el Valle. Y ahora les dice sí a los arreglos acordados por Angelino con los camioneros. En cada una de estas etapas, la actuación de Angelino se ha llevado ministros de por medio. Al Ministro de Hacienda y al jefe de Planeación los hizo quedar como unas inhumanas bestias del monte. Y ahora el Ministro de Transporte ha quedado como un firmón. Y al paso que vamos, podemos estar inaugurando un esquema perverso en el manejo de la entidad Gobierno, consistente en que un funcionario sin funciones, como constitucionalmente lo es el vicepresidente Angelino Garzón, está sustituyendo la autoridad de los ministros. Pero ni siquiera en la formulación de las políticas públicas, porque Angelino no tendría el mismo lucimiento en esta etapa del Gobierno. Sino a posteriori, a través de su reformulación, cada vez que alguien patalea, introduciendo correcciones que, aunque populares y aplaudidas, no son necesariamente las que le convienen al país. ¿Cómo mantenerles por este camino a los ministros el rango constitucional que tienen como formuladores de propuestas de Estado y la credibilidad que les asiste por tal autoridad? En el caso de los transportadores, hubo hasta voces contradictorias, porque el ministro Cardona dijo que en el desmonte de la tabla de fletes no había vuelta atrás, lo cual fue desmentido por Angelino con lo que acordó con los transportadores, así eso se hubiera disfrazado en su presentación de ser solo un aplazamiento del desmonte de la tabla de fletes en espera de una concertación. ¿Habrá alguien apostando a que la habrá? Esta mutación constitucional del sistema de gobierno colombiano nos coloca ante la perplejidad de no saber si tenemos en Colombia a un Presidente y a su lado a un primer ministro que interviene ex posfacto en la formulación de las políticas públicas. El todo caso, se nos está configurando una especie de diarquía en el Gobierno: los ministros formulan las directrices laborales, sociales y económicas del país, facultados por la Constitución, y Angelino las corrige en una instancia superior. ¿Qué autoridad puede tener ahora un ministro de este gobierno cuando su libertad de acción está condicionada a la aprobación a posteriori de Angelino? Quizás en el empeño de demostrar que no traicionó al sindicalismo cuando aceptó el ofrecimiento de la vicepresidencia, Angelino ha encontrado un filón para su prestigio personal, instalando en la Vicepresidencia una oficina para todo pataleo que atiende, omnipotente, el caballero. Peligroso. Porque como dicen que decía Ospina Pérez, la naturaleza produce animales de cien patas. Pero hasta ahora, y por algo, ninguno con dos cabezas. ¡SE ME OLVIDA! Para que lo piense, señor 'Alfonso Cano': puede que sea la última oportunidad que le tenga destinada esta vida para plantearle a Colombia una salida sensata del conflicto armado.
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