Respuesta: Ya no tan mimados Diferencias de forma y no de fondo
Para muchos observadores de la realidad del país, lo que se está evidenciando es un cambio en el estilo del gobierno para relacionarse con el sector privado.
Uribe fue un presidente pro empresa y pro mercado, muy generoso con el sector privado. Algunos piensan que se le fue la mano en las gabelas que dio en el marco de su política bandera de confianza inversionista.
Dentro de su estilo particular de relacionarse con el sector privado, a Uribe le gustaba reunirse con los empresarios directamente y hay quienes afirman que les consultaba las decisiones antes de tomarlas y, muchas veces, hasta ajustaba sus medidas para no desestimularlos. "El gobierno de Uribe nos escuchaba aunque no hiciera lo que pedíamos. Los ministros de Santos ni nos escuchan", dijo un industrial consultado.
Los empresarios se sintieron tan identificados y bien tratados por el gobierno anterior que en las asambleas gremiales Uribe salía casi a hombros.
Con Santos las cosas han sido distintas, y este gobierno no se ha mostrado tan complaciente con ellos. A diferencia del anterior, no es fácil acceder a conversar con el presidente. Varios de los rifirrafes han sido ventilados públicamente por los ministros. Y se han tomado algunas medidas que, evidentemente, no le gustan al sector privado.
Para muchos, la diferencia es más de forma que de fondo, pues Santos viene de la empresa privada y sabe cómo apretar y hasta dónde hacerlo. Por ejemplo, pese a la discusión pública del ministro Echeverry con los banqueros, el gobierno revisó la metodología para calcular la tasa de usura, vieja demanda del sector. Y aunque ha sido tajante frente a no aceptar la presión del paro camionero, dio un mes para discutir el decreto que eliminó la tabla de fletes.
Para sacar las reformas económicas que son difíciles, el gobierno tiene que apretar duro al principio, pero sabe que luego tendrá que hacer las paces. Un elemento que puede estar tras algunas decisiones que le tocan el bolsillo a la empresa privada es la urgencia que tiene el gobierno por conseguir cuantiosos recursos para atender la catástrofe del invierno.
Santos es perfectamente consciente de que necesita al sector privado como aliado. Eso lo ha demostrado con la emergencia invernal, llamando a empresarios que participaron en la reconstrucción del Eje Cafetero después del terremoto de 1998, para que ayuden en la atención de la emergencia invernal actual. El hombre llamado a gerenciar los dineros para las obras viene justamente del sector privado, el expresidente de Bancolombia Jorge Londoño.
Es un hecho que a Santos no le conviene que se generen esos descontentos en el sector privado, ni quiere que haya roces entre sus ministros y los empresarios. Se sabe, por ejemplo, que, en el caso del enfrentamiento de la banca con el ministro de Hacienda, no quiere casar peleas con el sector financiero. Aunque esto le ha dado réditos frente a la opinión.
Lo cierto es que después de ocho años en los que el sector empresarial fue el gran mimado del gobierno, no es raro que ahora brinque con un pequeño apretón. |