Una adolescente que arrojó a un gatito a su muerte desde el piso 11, se ha librado de la cárcel.
Stacey Ravenall, 19 años, golpeó al animal de cuatro meses, antes de tirarla por la ventana y decirle a su dueña: “Tú no la quieres de todos modos”.
Después de golpear el suelo, el gatito, llamado Cuwella, siguió sufriendo durante unos 15 minutos, antes de morir de una hemorragia interna.
La adolescente, que fue fotografiada sonriendo y hablando por su teléfono móvil fuera de la corte, fue sentenciada a cuatro meses de prisión suspendida por dos años, tras admitir la acusación de crueldad hacia los animales.
Los magistrados dijeron que aunque su crimen fue lo suficientemente grave como para justificar la detención, aceptaron que había sido un “acto impulsivo” que no merece la cárcel.
A Stacey Ravenal, se le prohibió el mantener animales por diez años.
El gato blanco con negro, pertenecía a su amiga Laura Edwards, que había vivido con ella durante varios meses.
El verano pasado, la señorita Edwards se fue a vivir con sus padres en Redditch, Worcestershire, y Ravenall acordó velar por Cuwella mientras ella estaba fuera.
Edwards le dijo a su amiga que estaba pensando en tomar el gatito y mandarlo a un lugar de adopciones, porque ella no podía mantenerlo y quería mudarse de a una casa mejor.
Ravenall respondió golpeando al animal y luego tirarlo hacia el pasillo.
Entonces entró en la sala donde cogió al gato de nuevo y pasó junto a la señorita Edwards, entrando en la sala de estar.
Estaba maullando, se acercó a la ventana de la sala con el gato y sólo lo dejó caer a Cuwella, desde la ventana.
Cuando se le preguntó a Ravenall por qué lo había hecho, la acusada respondió: “No la quieres de todos modos”.
Ravenall admitió un cargo de crueldad hacia los animales y se le ordenó trabajar 30 horas sin pagar y pagar los costos de £ 200, además de su condena.
El inspector Rob Hartley de bienestar animal, dijo: “Este fue una conducta cruel e insensible hacia un animal indefenso”.
Su única excusa puede ser que haya estado bajo la influencia del alcohol, pero no es excusa. El gato, sin duda, sufrió una muerte dolorosa y traumática.