¡NO A LA INVASIÓN DE LOS TERRITORIOS BLANCOS,QUE LOS IMPERFECTOS SE QUEDEN EN SUS GHETTOS Y SE MATEN ENTRE SÍ!



En la civilización occidental moderna, algunos podrían consolarse o evadirse pensando que todas las advertencias que les hacemos y todos los signos que ven a diario en las calles constituyen simplemente frases sin una consecuencia real, o bien pequeños detalles sin mayor importancia. Ahora veremos que no es así. Los hechos demuestran que la propaganda del Sistema está calando fuerte entre las razas inferiores, y también, en su otra vertiente, en la Raza Blanca, propiciando su temor, su pasividad y su inactividad ante lo que se gesta.

Lo que narraré ahora son actos que demuestran, no simplemente necesidad de robo, simple agresividad o cualquier otro retorcido beneficio, sino un inconmensurable, resentido y enfermo odio hacia todo lo blanco. No se trata de simples actos delictivos, sino de salvajismo y cobardía que nos señala el resentimiento enfermizo que fermenta entre los no-blancos.

Estoy poniendo el ejemplo de Estados Unidos, que es donde las tensiones raciales están más arraigadas y a flor de piel, pero todos sabemos hasta qué punto estas cosas están pasando también en Europa, donde han sucedido casos similares, especialmente a manos de moros. El caso es que Estados Unidos lleva mucho en esto, y en cuanto a experiencia racista, están a años luz de nosotros. Cualquier camarada sabe de sobra que, en el NS americano, no se habla más que de raza, raza y raza. Tomando como base que Estados Unidos es una vanguardia de Europa en este sentido, ved todos lo que nos espera en unos años:

- En Miami, Florida, en 1992, siete blancos fueron asesinados por miembros del "Culto de Yahweh", a los que se les pide que traigan una oreja de cada víctima como prueba. El juicio de este caso fue al mismo tiempo que el incidente del famoso negro drogadicto Rodney King, que provocó los famosos disturbios en Los Angeles que tan bien vinieron para distraer la atención sobre este asesinato ritual. En resumen: siete blancos son asesinados y nadie dice nada, nadie monta disturbios, nadie lo graba en vídeo, nadie clama al cielo ni se rasga las vestiduras ni alza los brazos en gesto de "oh Jehová, ¿pero por qué?". Un drogadicto negro que agredió a dos policías es apaleado por esos mismos policías, y se lía la del pulpo por culpa de un cabroncete que se puso a grabar la merecida paliza en vídeo.

- En Media, Pennsylvania, el 20/ 10/ 1996, un negro llamado Arthur Bomar chocó deliberadamente contra el coche de Aimee Willard, una universitaria blanca de 22 años. Cuando ésta salió del coche para comprobar los daños, el negro la asesinó golpeándole con una barra de hierro. Posteriormente, el negro desnudó el cadáver y lo violó.





- En Charleston, Carolina del Sur, 1997, una mujer blanca, Melissa McLaughlin, fue violada durante horas por siete negros. Después, la arrojaron a una bañera llena de lejía y allí la desollaron viva con cuchillos. Este asqueroso crimen no apareció en ningún medio de comunicación nacional, ya que la víctima era una mujer blanca y los perpetradores eran siete negros cobardes y bastardos —que por ello merecen una muerte lenta, desesperante y dolorosa. Si unos blancos hubiesen cometido contra una negra un crimen diez veces menos bestial, esto habría aparecido como un evento racista, y hubiese sido aireado a los cuatro vientos como ejemplo del odio racista del hombre blanco. Aun hoy se hubiesen seguido haciendo documentales en cada aniversario de tal crimen.

- En Denver, Colorado, el 30/ 5/ 1998, una blanca de catorce años, llamada Brandy Duval, fue secuestrada por una conocida banda de negros e hispanos llamada "Bloods" en una parada de autobús. Tras haberla llevado a una zona aislada, la violaron por turnos, y luego la violaron bruscamente con un palo de escoba. Después, la asesinaron apuñalándola 28 veces y tiraron su cuerpo a una zanja.

- En Wilmington, Delaware, en la Primavera de 1998, un negro de nombre Flagg, tras haberse drogado con crack, entró en una zona residencial blanca, donde vio a la señora Puglisi trabajando en su jardín. El negro entró en su casa por la puerta de atrás, saqueó la nevera, comió lo que quiso y esperó tranquilamente. Cuando el señor Puglisi entró en la casa, el negro lo mató a tiros. Entonces el negro secuestró a la señora Puglisi, llevándola a su propia casa, donde la ató y, durante 8 días, la violó, torturó y humilló. La señora Puglisi pudo escapar e informar a la Policía. El crimen fue censurado en todos los medios de comunicación, excepto en la zona de Wilmington.





- En Cleveland, Ohio, el 28/ 6/ 1998, Devon Duniver, una niña blanca de 5 años, fue asesinada por un adolescente negro llamado Anthony Harris, quien dijo posteriormente que "tuvo lo que se merecía." (¡!)- En Fayetteville, Carolina del Norte, el 17/ 8/ 1998, dos jóvenes blancas, Tracy Lambert (18 años) y Susan Moore (25 años) volvían en coche a sus casas después de trabajar cuando fueron secuestradas por miembros de una famosa banda de negros e hispanos llamada "Crips": los subhumanos, mediante gestos amables, pidieron a las jóvenes blancas que detuvieran el vehículo, tras lo cual se apoderaron de él, metieron a las blancas en el maletero y se fueron a un campo solitario cerca de la base militar de Fort Bragg. Sacaron a las jóvenes del maletero, las pusieron de rodillas y les dieron a cada una un tiro en la nuca. Se trataba de una ceremonia de iniciación para dos nuevos miembros de la banda, y se requería que cada uno asesinara a una persona blanca.

- En Bourlington, Carolina del Norte, el 16/ 10/ 1998, Tiffany Nicole Long, una niña blanca de 10 años, fue secuestrada por tres adolescentes negros: Joseph Jones (de 13 años), Harold Jones (de 16 años) y Dorthia Bynum (negra de 17 años). Los negros llevaron a Tiffany detrás de un garaje que había cerca, ataron un cable de televisión alrededor de su cuello y la violaron. Cuando los varones terminaron, la adolescente negra cogió un palo de escoba y con él violó a la niña blanca tan violentamente que el palo atravesó su pared uterina y le llegó al pecho: Tiffany murió empalada entre atroces dolores, mientras la remataban golpeándola con una tabla de madera. Este crimen, típicamente subhumano, sólo fue referido en los medios de comunicación locales, que encima se ocuparon de dejar claro que "la raza no tiene nada que ver", y omitiendo la saña y el odio que se adivinan en este crimen.