Con la salida de Gustavo Petro de la colectividad, ya Clara López y las directivas del Polo han logrado lo que disimuladamente buscaban: obtener una colectividad más uniforme ideológicamente. Pero no se dan cuenta que quizá han perdido quién era su mejor carta para una aspiración electoral, aunque lo quieran disimular.
Y cómo no esperar tal decisión, si gran parte de los miembros del Polo se han enclaustrado en una férrea defensa alrededor de los hermanos Moreno, involucrados en escándalos de corrupción en contratos de construcción, escándalos que comprometen seriamente a los Moreno y ante los cuales Clara López y Compañía han buscado hacer frente bajo justificaciones pendejas y argumentos vacíos.
Ahora es comprensible el hecho de que el Polo Democrático sea el partido político con la peor imagen del país. No bastaba con que se les desprestigiara en el gobierno anterior, ellos mismos también han colaborado en su desgracia con la desastrosa administración en la Alcaldía de Bogotá en los últimos cuatro años. Estos factores han propiciado que el partido quedara con una participación reducida de sólo 8 senadores y 4 representantes, y son los que están construyendo una posible derrota aplastante en las elecciones del próximo año; si llegan a obtener al menos una gobernación o alcaldía deberían sentirse afortunados.
Pero sin duda lo que ha contribuido a esta imagen negativa forjada por la cizaña oficialista y por ellos mismos son sus posiciones ideológicas radicales debido al gran peso que tienen movimientos como el PCC y el MOIR, el comportamiento difuso de algunos de sus miembros ante la barbarie de las FARC, la visita de varios miembros a Chávez durante la presidencia de Jaime Dussán, entre otros hechos que han provocado que se les asocie con las FARC, con Chávez, y en general hayan producido un aspecto negativo.
Y también es entendible la salida de Petro de la colectividad. Petro sólo ha asumido una posición más moderada, menos recalcitrante que la del resto de sus otrora copartidarios, la misma que quiso asumir Lucho Garzón y que por ello tuvo que dejar el partido. Ahora que Petro ha decidido tomar una posición más moderada con el nuevo gobierno, se le acusa de querer llevar el Polo al gobierno de Juan Manuel Santos.
Pues he ahí la diferencia. De un lado, un Gustavo Petro socialdemócrata, con un pensamiento más moderado y unas ideas más innovadoras. Del otro lado, un Polo Democrático que se estanca en una posición acérrima, que no admite términos medios y que mientras se mantenga en esa tónica jamás tendrán oportunidad de llegar al poder.