Con la llegada de Santos a la Casa de Nariño se acabó el ambiente de polarización en el país.

La política exterior ha sido uno de sus mayores éxitos como gobernante.
Juan Manuel Santos se ha convertido en un presidente que sorprende. Y lo hizo desde el mismo día de su elección: 9'004.221 votos. La mayor votación en la historia del país para una persona que por primera vez iba a las urnas no puede llamarse de otra manera.
No habían pasado 48 horas de su posesión, cuando volvió a sorprender. El 9 de agosto madrugó a recibir a los magistrados de la Corte Suprema, en Palacio, con quienes su antecesor había tenido una 'guerra' verbal de años.
Más allá de situaciones puntuales, Santos ha sorprendido por su estilo de gobernar, por su manera racional de tramitar las diferencias, de gerenciar lo público.
Sandra Borda, profesora de ciencia política de la Universidad de los Andes, luego de confesar que era "escéptica", destaca que Santos "tiene claridad sobre cuáles asuntos de Estado conviene tratar en público y cuáles en privado".
Pero, tal vez, una de las cosas con las que ha sorprendido de manera grata es que acabó la confrontación verbal pública como paradigma. En lo que lleva como Presidente no ha lanzado un solo insulto y cualquier colombiano podría testimoniar que hay un nuevo clima político en el país.
El presidente del Senado, Armando Benedetti, de la llamada escuela 'furibista', admite hoy que "Santos preside un gobierno liberal, y que ha sido tan audaz en sus actuaciones que tiene a los políticos con la boca abierta".
Aunque advierte que en estos tres meses ha habido amenazas contra líderes de la oposición, la presidenta del Polo, Clara López, reconoció que "con Santos hay una especie de respiro".
Y quienes pensaban que sería 'clon' del ex presidente Álvaro Uribe, también están sorprendidos. No solo no es una copia del ex mandatario, sino que ha tomado decisiones que muchos consideran contrarias a los intereses del ex mandatario, como cambiar la terna para elegir el nuevo Fiscal General e impulsar la ley de víctimas del Partido Liberal.
Santos tiene clara la importancia que debe adquirir Colombia en el contexto internacional. Quiere mostrar un liderazgo regional.
Por eso, el mes pasado fue contundente al hablar de "replantear" la política antidroga si en California (EE. UU.) se legalizaba el consumo de la marihuana. Se convirtió en la voz regional sobre el tema.
Y, por primera vez en muchos años, un mandatario colombiano le propuso a Washington modificar la agenda, que por mucho tiempo giró alrededor del narcotráfico.
Con Santos, el país volvió a ver en Palacio a un Presidente más ejecutivo en el desarrollo de las tareas de Gobierno, y al que no le da miedo delegar y darle juego a su equipo de colaboradores.
Los retos
Sin embargo, ha habido piedras en el camino. El desempeño del gabinete es irregular. Mientras algunos ministros sobresalen, otros ni se notan.
Tampoco ha sido fácil el manejo de la Unidad Nacional, pues dentro de los cuatro partidos que la integran hay diferencias, no solo ideológicas sino de intereses. Por eso, la agenda legislativa no ha fluido como quisiera el Ejecutivo.
Y es en este tema donde Santos tendrá el principal reto para los próximos 100 días de su Gobierno: tendrá que traducir esa paz política que logró ambientar en hechos concretos, particularmente en las leyes de víctimas y restitución, anticorrupción y regalías. En estos tres temas ya afloraron dificultades con 'la U' y los conservadores, y Santos ha tenido que actuar como equilibrista. Por lo pronto, es posible, después de todo, que el mismo Santos esté sorprendido de lo que ha logrado en 100 días.
Prosperidad diplomática: el rápido arreglo de la política exterior
Minutos después de ser investido como Presidente, Santos se comprometió con su homólogo de Ecuador, Rafael Correa, a enviarle la información contenida en los PC del abatido jefe guerrillero 'Raúl Reyes'.

Esta era una exigencia de Quito para restablecer relaciones. Y solo tres días después puso fin al problema más crítico de política exterior colombiana en los últimos años: hizo las paces con su colega venezolano Hugo Chávez y avanzó con él en una agenda comercial y de seguridad.
Los cinco cambios
Acercamiento con las cortes. Tan pronto asumió, el presidente Juan M. Santos inició la recomposición de las relaciones con las altas cortes, especialmente con la Corte Suprema, cuyo vínculo con el Ejecutivo sufrió fracturas en el mandato de su antecesor.
Cambio de terna a Fiscal. El pasado 3 de noviembre y tras una consulta al Consejo de Estado, Santos cambió la terna para elegir Fiscal. Esta decisión dejó por fuera a los 3 candidatos propuestos por el ex presidente Álvaro Uribe.
Cambio en las relaciones. Cuando Santos se posesionó, las relaciones con Venezuela estaban rotas. Pero tres días después, tras una reunión en Santa Marta con el mandatario venezolano Hugo Chávez, logró restablecerlas.
Ley de víctimas. Santos acogió este proyecto de ley sin objeciones. Aceptó incluir la reparación a las víctimas de agentes del Estado e impulsar una restitución de tierras.
Diálogo con la oposición. Santos estudia el texto de un estatuto de la oposición. Aunque el ex presidente Uribe siempre dijo que existían las "garantías" para ejercer una postura contraria al Gobierno, no concilió estas reglas con sus contradictores.