Bueno, yo como testigo directo de la situación, puedo ofrecer un punto de vista más cercano. Después de la apertura de la UdeA, luego de un cierre de 20 días, la custodia policial fue disminuyendo progresivamente (antes estaban todo el día en las afueras), hasta el punto en que no volvieron más. Durante el tiempo de cierre, la administración llevo a cabo medidas totalmente acertadas, como la implementación de cámaras, la disminución de ventas informales, guardias que vigilan zonas que antes eran paraisos del vicio. Pero es como díficil, entre 30.000 estudiantes, determinar quien es un mercenario al servicio del terrorismo. Estos energumenos, aprovechando la disminución de la vigilancia, destruyeron una cámara ubicada en la biblioteca, y unos laptops donde se tenia registro de los visitantes. Cuando la policía ingresó, ya estas piltrafas se habian escabullido y se escondieron como buenos pusilanimes que son. Por lo tanto, se hace menester la presencia de la policia, o de guardias armados permanentemente en el claustro universitario; implementación de controles estrictos a la entrada, e indagación de la vida de estudiantes que sospechosamente llevan más de 10 años en la Universidad.