Denunciante Ultra
 |  Petro taca burro
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 | Libardo Gómez Sánchez, Diario del Huila, Neiva, noviembre 1 de 2010 Pocas plazas o parque principales en el país fueron bautizadas aludiendo a la figura de Francisco de Paula Santander, en su lugar Simón Bolívar se convirtió en la figura principal de la revolución de independencia y por tal motivo en su honor se llaman así innumerables lugares públicos en Colombia. En la enseñanza de la historia en nuestros centros educativos en general existe un gran desconocimiento de la importancia del papel que jugó Santander en la construcción del Estado Nación, que a pesar de sus innumerables imperfecciones hoy tenemos, y la referencia que se hace a su figura, se despacha olímpicamente parloteando que fue el hombre de las leyes.
A pesar de las evidentes diferencias que tenía con Bolívar, en los años que transcurrió la campaña militar contra la ocupación de las tropas Españolas su accionar fue unificado y de respeto mutuo. Ambos acertaron en identificar el enemigo y se unieron para derrotarlo, y posteriormente difirieron en los propósitos de la libertad.
En la Colombia de hoy, la dirigencia que se propone la transformación de la nación y la consecución de la independencia real, se agrupa fundamentalmente en el Polo y con contadas excepciones en el Partido Liberal, el resto del espectro político se mueve abierta o solapadamente alrededor de los intereses del gobierno de turno y le ofrecen su apoyo incondicional. En días pasados, luego de la campaña electoral, quien fuera el candidato presidencial del Polo en razón a que ganó la consulta interna, que fue abierta y permitió la participación de electores ajenos al Partido, aprovechando el ruido que le facilitan los medios de comunicación, intentó presionar a la dirección del PDA para que le entregara la presidencia de la organización; fue una estrategia calculada a sabiendas del escaso respaldo que tiene en todos los niveles de dirección y de las bases. Esta maniobra, tenía como propósito convertirse en un interlocutor válido ante el gobierno de Santos, con quien previamente se había sentado a manteles para acordar las compensaciones, por entregar en bandeja de plata la oposición al Acuerdo Nacional propuesto por el presidente electo antes de su posesión.
El personaje de marras, como en el comercial de la casita roja de Davivienda, acostumbra estar en el lugar equivocado; en la década de los setenta practicó erróneamente la política de la lucha armada, luego cuando claudicó, se prestó a la componenda de la constituyente que expidió la constitución neoliberal de 1991 y ahora cuando por fin se perfila una fuerza importante de oposición, dado que sus torvos propósitos no fueron secundados, enfila todas sus baterías contra el Polo, convirtiéndolo en su enemigo principal, dándole un respiro al gobierno antinacional y sus acólitos y minimizando el papel del imperio. En esa dirección arremetió contra la figura del alcalde de Bogotá profiriendo una serie de acusaciones de las que no ha reunido prueba cierta y por la que ningún organismo de control ha proferido algún tipo de medida; no hay panaderos, ni lecheros ganando licitaciones, sino las grandes firmas contratistas como espera la ley de contratación. Sospechosamente, quien se distinguió por presentar evidencias en el debate de la Parapolítica, ahora apela al mismo método de quienes denunció: el rumor y la calumnia para desprestigiar a quienes se le oponen.
Si Petro, persiste en la tónica de hacerle ojitos a la derecha neoliberal y debates a la dirigencia del Polo, por fuera de los canales previstos estatutariamente, terminará absolutamente solo, porque en una orilla lo repelen por su pasado y en la que lo ha acogido, lo descartarán como les ocurre a los esquiroles. En las organizaciones, tal como hicieron Bolívar y Santander, se convive bajo definidos criterios de funcionamiento y propósitos compartidos, de lo contrario no es posible alcanzar las metas, esto que es de Perogrullo, no lo entiende o no lo quiere entender Petro y así terminará tacando burro como reza el adagio popular, significando que truncará su futuro lastimosamente y ninguna plaza llevará su nombre.
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