El ex magistrado le puso los puntos sobre las íes al embeleco de la no elección de Fiscal por parte de la Corte Suprema.










El súbito cambio de terna para Fiscal abre la puerta a un desorden institucional y sienta un precedente que podría afectar en adelante la autonomía e independencia de la Corte Suprema de Justicia. Es la conclusión vehemente del ex magistrado Jorge Aníbal Gómez Gallego, hasta esta semana en la carrera por suceder en el ente acusador a Mario Iguarán. Confiesa, prudente, que hubo cuando menos una falta de cortesía del Ejecutivo; insiste en que el Fiscal debe ser penalista y se resiste a comprar la teoría de que la Corte se negó a elegir de la terna que integraba por haber sido postulada por el gobierno Uribe. Así se despachó el jurista con El Espectador.

¿Cómo es esa tesis de que hay dos ternas para elegir Fiscal General?

Comprendo el afán del Gobierno de buscar que se agilice la elección, pero no estoy de acuerdo con la forma que encontró para ese fin. Una nueva terna no es el método adecuado ni tampoco el más eficaz para ese fin. No creo que cambiando la terna el Gobierno vaya a conseguir una elección más rápida y hasta que la Corte se pronuncie sobre esta nueva terna, hay dos en juego. El problema de la no elección de Fiscal no era la terna.

Entonces, ¿cuál era el problema?

Que la Corte ha tenido problemas internos para elegir, pero no sólo Fiscal. Desde julio del año pasado, que terminó período la magistrada Isaura Vargas, la Corte no ha podido elegir su reemplazo. Entonces me pregunto: ¿para llenar esa vacante y las de otros cuatro magistrados, que ya terminaron su período, la solución sería cambiar las listas de aspirantes? Hasta el 23 de noviembre no se sabrá siquiera si la Corte va a darle curso a la terna que acaba de escoger el doctor Santos.
Es decir, ¿según usted hasta el 23 de noviembre hay dos ternas vivas?
Claro, una terna que la Corte viene votando y una nueva que mandó el Gobierno está semana. La Corte tiene dos ternas.

¿No le parece peligroso que se cambie así no más una terna para la Fiscalía?

Se sienta un antecedente peligroso porque, por ejemplo, el Consejo Superior de la Judicatura puede —y debe ahora—, para que se consiga la elección del magistrado de la Sala Laboral, mandarle otra lista de candidatos a la Corte. Es decir, cambiar la lista de candidatos que hace 15 o 16 meses está a consideración de la Corte y que tampoco han podido elegir.

¿Queda la sensación de que no se eligió Fiscal por la terna y no porque la Corte no ha querido elegir?

Sí, al parecer los responsables de que no se elija Fiscal, o magistrados de la Corte, o Presidente de ésta son los candidatos y no los problemas que tiene la Corte. Y si se piensa así, incluso tendrían que renunciar los que aspiran a la Presidencia de la Corte. Mañana, por ejemplo, esa corporación elabora una terna de candidatos para la Corte Constitucional y entonces el Senado puede decir: “No, esa terna no, no hemos podido conseguir la mayoría, postulen a otros candidatos porque esto está muy demorado”. O también podría el Presidente, con ese argumento fácil para acelerar una elección, cambiar la lista de candidatos a la Sala Disciplinaria del Consejo de la Judicatura que envía al Congreso, porque se ha tardado la elección. Podría cambiarla a su amaño. Ahí sí que tendrían un Consejo Superior de bolsillo.

¿La Corte le ha incumplido al país el deber de elegir Fiscal?

La Corte le ha cumplido al país en el sentido en que ha sometido a votación los candidatos, pero ninguno ha conseguido la mayoría. Pero tanto como decir que le ha incumplido al país, no me atrevería a decir. Lo cierto es que todas las elecciones que le han tocado este año han tenido problemas. La única que resolvieron fue su candidato a la terna de Contraloría, y usted sabe que la hicieron contra el tiempo.

¿Borrar de un plumazo la terna anterior no es una salida de quinta para ustedes?

No sé cómo calificarla. Pero no creo que esa hubiera sido la forma más adecuada, porque nosotros no fuimos ni siquiera avisados. Aún no he recibido una comunicación oficial del cambio de la terna. Me notificaron los medios.

Una falta de cortesía, cuando menos.

A mí sí me parece que al menos hubo una falta de elegancia.


¿Hubiera preferido renunciar?

No. No lo hice ni lo haré, porque sería admitir que no tengo el perfil, las condiciones o la independencia para ser Fiscal.

Cuando se conoció la nueva terna muchos sectores de la opinión pública la respaldaron. ¿Era así de mala esa terna?

Eso dicen algunos medios. Pero la Corte nunca dijo eso, ha repetido hasta el cansancio que la terna era viable, compuesta por tres connotados juristas. De modo que ese concepto de que somos personas sin ninguna importancia lo dicen los medios, con algún interés político de por medio. Que se mire mi hoja de vida a ver si para el cargo de Fiscal es tan deleznable.

¿Compra la teoría de que la Corte no quiso elegir de la terna anterior porque fue integrada por el gobierno Uribe?

No podría opinar, porque no sé las razones. Me entero de lo que pasa por los medios. El resto son especulaciones.

Pero no podrá negar que el hecho de que la Corte no haya elegido Fiscal en 16 meses envía un mal mensaje. ¿No puede volvérsele esto un haraquiri?

No diría eso, pero sí crearía un precedente que podría en adelante afectar la autonomía y libertad de la Corte para hacer la elección de cualquier otro funcionario.

¿Esto abre la puerta a un desorden institucional bárbaro?

Por supuesto. Por eso no puedo estar de acuerdo con esto. Y no lo digo porque esté buscando puesto ni sangrando por la herida. A mí me mueve es la vocación de prestarle un servicio a la justicia. El Gobierno tiene toda la razón en estar preocupado porque no haya un Fiscal General en propiedad, pero la forma en conseguirlo no es la adecuada.