Denunciante Ultra
 |  Los NN que la guerrilla esconde
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 | Los NN que la guerrilla esconde  En la foto de carné que le tomaron antes de enrolarse en la guerrilla, Zuley* lleva puesta en la cabeza una coronilla de pétalos blancuzcos. Seguramente fue el retrato que le quedó de su primera comunión.
Cuesta creer que a los 14 años de edad, esos ojos vírgenes que emergen de un fondo azul tamaño 3x4, se hubieran ido, a la fuerza, con los guerrilleros de las Farc.
Y es difícil creer, además, que ese mismo día de 1999 su hermano Andrés, de 15, también hubiese sido llevado montaña adentro, empujado a una nueva vida en medio de fusiles.
Han pasado más de 10 años y doña Orfa*, la madre, lo que sabe es que sus dos niños ya deben estar muertos.
Un comandante de la guerrilla le mandó a decir cierta vez, que Andrés falleció en un combate y que nada raro que hoy esté enterrado como NN en algún cementerio del Oriente de Antioquia, una zona de 7.021 kilómetros cuadrados y 23 municipios.
Públicamente doña Orfa no puede dar más pistas, por físico miedo a que la callen. La memoria no le alcanza para acordarse si el día que se los llevaron, el día que sacaron gente a culetazos de las casas, fue en tal mes o, en tal otro.
Los registros de prensa que reseñan las tomas guerrilleras en el Oriente, por parte del Noveno Frente de las Farc (1999 a 2001) dan cuenta de policías asesinados, de civiles acribillados, de pérdidas que dejaron a su paso los cilindros bomba, de pueblos arrasados. Pero no de los niños reclutados.
Buscar los restos de los dos adolescentes, si es que en verdad están muertos, es la empresa en la que se embarcó Mercedes Palacio Obando, coordinadora del grupo de NN y desaparecidos del CTI de la Fiscalía.
"Para nosotros no es importante quién es el desaparecido, su filiación política, su raza, si está al margen de la ley. Nosotros lo que buscamos son seres humanos".
Pero nada fácil será, si se tiene en cuenta que de 1985 a 2008, en la región fueron sepultadas como NN 2.539 personas, según lo documentó en su momento el Observatorio de Paz del Oriente Antioqueño.
Aunque el número podría ser menor, a juicio del fiscal Eduardo Moreno, jefe de la Unidad de Justicia y Paz en la región. El dato oficial que viene de los cementerios de 56 municipios en Antioquia, es que 3.351 tumbas llevan hoy la reseña de NN.
En cualquier caso, según lo ha podido constatar Gustavo Duque, fiscal de Exhumaciones, en fosas comunes ya se han encontrado guerrilleros, paramilitares, civiles en indefensión a los que el Ejército hizo pasar por combatientes y hasta indígenas.
Sólo en Granada -un pueblo que tumbaron dos veces y que dos veces se volvió a levantar- aún no aparecen 128 personas que se esfumaron en la época más cruenta del conflicto, cifra que tiene muy presente Gloria Quintero, de la Asociación de Víctimas (Asovida).
En el peor de los casos, si alguno de los niños de doña Orfa hubiese sido fusilado por las Farc, que es la pena que suelen imponer tras un consejo de guerra, sería casi imposible encontrarlos.
Así lo advierte alias Pedro*, un desmovilizado que sirvió a las Farc durante 14 años como enfermero de combate y que confiesa nunca haber visto que pusieran siquiera una cruz para señalar el lugar de un entierro. Mucho menos notó que lanzaran al aire un padrenuestro.
En el más completo anonimato, los guerrilleros ajusticiados eran inhumados en fosas que apenas se hundían 60 centímetros en la tierra. "El entierro es muy rústico. Los envuelven en bolsas, con la misma ropa. No a mucha profundidad y sobre todo, mal tapados. Primero por la urgencia, por tener al Ejército encima. Y, segundo, porque al fusilado lo entierran de mala gana", testifica.
Un secreto que alias Pedro guarda como con un candado en la boca, es el sitio exacto en el que sepultaron el cuerpo de su mejor amigo, ejecutado por haber disentido de los comandantes. Lo revelará cuando la guerrilla se haya ido de la zona, cuando el conflicto se haya acabado, si es que se acaba.
Cosa diametralmente diferente pasaba con los sepelios de los comandantes. Las imágenes del supuesto funeral de Pedro Antonio Marín, alias "Tirofijo", en el que hubo bandera de Colombia, honores militares y todo un ritual de pésames exacerbados, hablan por sí solas.
Hace año y medio la Fiscalía exhumó los cadáveres de siete comandantes de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln), que yacían en un cementerio clandestino, a 15 minutos del pueblo. La sorpresa fue mayor -recuerda uno de los funcionarios que asistió a la diligencia- cuando se percataron de la pompa con la que estaba adornado el panteón, porque hasta sala de velación y jardines ornamentados tenía.
El cementerio municipal de Cocorná, Antioquia, se levanta en forma de un círculo colonial, que con el sol parece que resplandeciera. En la parte trasera, tres fosas llevan un letrerito que dice: "Far". "Lucas", el actual sepulturero, cuenta que hace algunos años era común que los guerrilleros fueran dos días después del entierro a decir: "mano, póngamele ahí que es de las 'Far', sólo eso". A otros les mandaban a poner el nombre en la tapa de la bóveda, aunque no se sabe si se trataba de un alias.
Algunos empleados de funerarias rememoran amargamente que llegó un momento en Cocorná, que ni a los NN estaba permitido velar.
"Al principio yo hacía lo posible por darles cristiana sepultura, sin cobrarle un peso a nadie, por puro sentido humanitario. Pero después no pude. Los paramilitares me dijeron -usted por qué está velando a ese man. Si es que ese es un 'guerrillo'-. Y si el muerto era paramilitar, entonces llegaban los del ELN a amenazar, que cómo era que nos daba por velar a un 'paraco'", dice.
"Duro es decirlo, pero muchas veces venía el papá, la mamá de un NN y no podían decir nada ni llorar. Porque sabían que los unos o los otros estaban pendientes", agrega.
La identificación de cadáveres NN caídos en combate es una operación bien compleja. En principio, explica José Iván Mejía, director del Instituto Nacional de Medicina Legal en Antioquia, porque los guerrilleros en su gran mayoría no tienen cédula: "No hay ninguna huella en la Registraduría Nacional del Estado Civil con la que podamos hacer el cotejo". En otros casos, por el estigma que significa ir a la morgue a decir, "este guerrillero es hijo mío".
En las cavas de Medicina Legal en Medellín hay ocho NN que murieron en combates (al parecer guerrilleros) que llevan más de un año a la espera de que los sepulten (leer recuadro). Hasta el momento nadie se ha hecho cargo de los costos de la inhumación. Una fuente del Cementerio Universal, unidad que pertenece al municipio, dice que dichos entierros son una obligación de los distritos donde ocurrió la muerte, no de Medellín.
Medicina Legal, por su parte, advierte que sería muy costoso trasladar los cadáveres al municipio donde se presentó el deceso. "Y dispendioso, imagínese llevar un cuerpo a Ituango (a 195 kilómetros de Medellín). Tocaría por vía aérea y eso es muy caro. O por tierra piense en el peligro tan grande para los funcionarios", dice Numael Cifuentes, coordinador de NN.
La solución parece venir de la Gobernación de Antioquia. La Secretaría de Gobierno ha tratado de poner a funcionar un convenio para arrendar fosas en el Universal, por lo menos por ocho años, cosa que no ha ocurrido.
Por lo pronto, dichos cuerpos se quedarán sin quién los entierre, sin quién los llore. Como si fueran nada, como si fueran nadie.
*Nombres cambiados
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