Denunciante Dorado
 |  En 50 años, la Tierra podría recuperar los niveles de ozono
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 | Hoy, la capa ya no aparece en rojo, como mostrando su muerte inminiente. Sobre sus dolencias, un médico tradicional diría que su estado pasó de muy crítico a estable, para regocijo de la humanidad  Y un biólogo tendría que apuntar que ya no está en peligro inminente de extinción, aunque sí muy vulnerable. Después de que a comienzos de la década de los 80 los científicos descubrieron que los niveles de concentración de este gas habían disminuido y estaban a punto de entrar en un estado terminal, ahora sabemos que el ozono que habita en la estratosfera y que impide que los rayos ultravioleta calcinen nuestra piel dejaron de bajar. El diagnóstico lo dieron hace 72 horas la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Sin embargo, el anuncio estuvo cargado de prudencia: "Las concentraciones de ozono no disminuyen, aunque tampoco aumentan, como se esperaba", precisaron. Sin embargo, y contrario a lo que sucede con los efectos del calentamiento global, frente a este problema ambiental al menos ya se ve una luz al final del túnel. Y más que luz, acciones. Según ambas entidades, se estima que la capa de ozono se va a recuperar en el 2060 y en el 2075 para el caso de la región antártica, momento en el que alcanzará las concentraciones registradas antes de 1980. Este optimismo está sustentado por el Protocolo de Montreal, que, a diferencia del de Kioto (encargado de frenar el calentamiento global), pudo vincular a los Estados en la reducción de las emisiones de las sustancias agotadoras de ozono presentes en los sistemas de refrigeración o neveras (clorofluorocarbonos o CFC) y que destruyen nuestro gas protector. Estas tienen un periodo de vida de más de 100 años, y como se comenzaron a lanzar hace décadas, sus efectos aún se sienten, aunque se irán reduciendo lentamente. Montreal ha sido cinco veces más efectivo en reducciones anuales de sustancias destructoras de ozono, que lo logrado por el Protocolo de Kioto durante su vigencia en la mitigación de las emisiones de dióxido de carbono. ¿Una razón? "Se firmó sin egoísmos, no hubo Estados que jalaran sólo para su lado. Y el daño sobre la capa era tan grave y la humanidad vio tan encima su posible desaparición, que hubo consensos para tomar correctivos. No sucede lo mismo frente al cambio climático, sobre el que hay incredulidad. Algunos no lo ven como un fenómeno dramático o creen que estamos a tiempo para reaccionar", dijo Jorge Sánchez, director de la Unidad Técnica de Ozono. De no haberse controlado la destrucción de la capa, las sustancias que la dañan se habrían multiplicado por 10 en 2050. Ello, a su vez, habría producido hasta 20 millones más de casos de cáncer de piel y 130 millones más de dolencias para la visión, como las cataratas, explica el Pnuma. Sin embargo, para cantar victoria, hay todavía muchos retos. En el intento por reemplazar los CFC, han surgido los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), menos agresivos, pero también agotadores de ozono, y además, potentes gases de efecto invernadero. Su uso se ha incrementado a un ritmo más rápido que hace cuatro años y por eso se ha propuesto abolirlo a finales del 2011. Cada país ha creado proyectos para lograrlo, entre ellos Colombia, que acaba de recibir 5,6 millones de dólares para que las empresas fabricantes de neveras, y que aún usan hidroclorofluorocarbonos del tipo 141 B, lo desechen de la fabricación de espumas de poliuretano usadas en el aislamiento térmico. Esto es urgente, porque, además de los daños que aún resiste la capa, los cambios en los patrones climáticos han producido un desplazamiento del ozono hacia los polos, según un reciente informe de la Agencia Espacial de Estados Unidos. Ciudades como Bogotá y Quito, y en general las ubicadas en la zona andina, como Pasto (Nariño), tienen bajas concentraciones del gas y están resistiendo niveles de radiación ultravioleta (UV) de índice 14, cuando según la escala de la Organización Mundial de la Salud(OMS), los valores que sobrepasan el índice 11 se consideran "extremadamente altos". Por eso, y mientras la capa de ozono siga en cuidados intensivos, habrá que seguir mirando al Sol con respeto.
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