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Antiguo 15-09-2010 , 22:17:31   #10
e-che
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e-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Dioses
  
Kaffeetrinker 2 Respuesta: La politica agraria de Santos

Los TLC darán el puntillazo

Con toda brevedad, señor presidente, déjeme leerle unas cuantas opiniones sobre los tratados de libre comercio. ¿Cuál es el punto? El libre comercio empezó en 1990 y arruinó el agro, pero vienen los tratados de libre comercio, y los TLC van a acabarlo de hundir. Les voy a leer frases no mías ni de nadie del Polo sino de dirigentes del establecimiento agropecuario colombiano sobre cómo fue el resultado de la negociación. Rafael Hernández, presidente de la Junta Directiva de la SAC y de Fedearroz, en ese momento: “Nos sentimos engañados por el gobierno y por el mismo presidente Uribe (…) El gobierno está invitando a un buen morir al agro” (Portafolio, Feb.07.06). “Los negociadores de Colombia cedieron totalmente frente a las pretensiones de EU. Veo un panorama oscuro para la mayor parte del sector agropecuario” (ET, Feb.28.06). “No fue un tratado equitativo, como se comprometió el Presidente de la República con nosotros, sino una imposición de EU. Por eso me retiré de la mesa de negociaciones” (Usosaldaña, Mar.16.06). Rafael Mejía, presidente SAC: “Luego de año y medio de negociaciones (sobre el TLC con Estados Unidos), los resultados aparentemente conducen más a creer que es un simple contrato de adhesión en el cual se podría perfilar como perdedora la agricultura colombiana” (Nov.02.05. Instalación del XXXIII Congreso Agrario Nacional). Dice además: “No se puede alegar la amistad con EU para enterrar el sector agropecuario”.

Anota el jefe de los porcicultores colombianos, Fredy Velásquez, presidente de la Asociación Nacional de Porcicultores: “Fuimos sacrificados por conveniencias políticas con EU”. Remarca el jefe de los avicultores de Colombia, Jorge Enrique Bedoya, presidente de Fenavi, en un aviso pagado en El Tiempo en el que Fenavi se gastó como 30 millones de pesos y titulado “El TLC avícola, un engaño para Colombia”: “Si la negociación fue mala, la renegociación fue peor”. Y explican por qué fue peor. Todos ellos amigos del gobierno nacional. Lo que viene en carne de res, y le llamo la atención a la gente de Fedegan y en general a todos los ganaderos, es malísimo. Lo acordado con Estados Unidos, libre acceso desde el primer día al High Cuality Beef, que es el 60% de la carne exportable en Estados Unidos. Facilidades para la importación de vísceras. Aquí tengo el listado de cosas que Fedegan pidió que no se aprobaran y se aprobaron. Dijo Fedegan en su momento: “El gremio ha ido mucho más allá de la líneas rojas inicialmente establecidas (…) Me permito también explicitar qué cedimos: trato de extrema sensibilidad para vísceras y despojos, desgravación lineal de los aranceles base, ámbito de la definición de cortes finos, exposición inmediata de nuestro ******o productivo a buena parte de la oferta doméstica de los EU, regla de origen en materia de sacrificio de bovinos (…) (y todo esto) sobre una base irrenunciable: acceso real (…) para tener, algún día, el mercado americano como el principal destino de la carne de exportación de Colombia” (Feb.23.06). En el caso de oleaginosas, Fedepalma no dejó de afirmar que ellos tenían más para perder que para ganar en ese negocio. Y añade Luis Jorge Garay que por el problema de sustituir oleaginosas de palma por oleaginosas de soya debe sustituirse el 19% de la producción de palma. Lo de fríjol es un desastre de negociación. La papa procesada quedó negociada en canasta A, o sea, desgravación total desde el primer día. La papa congelada también quedó en la práctica desde el primer día. Aquí expliquemos algo muy interesante: el TLC con Estados Unidos se negoció para la desgravación, pero esa desgravación ya está operando desde el 27 de febrero de 2006, exceptuando azúcar y arroz. Si el TLC se aprobara en el 2012, irían ya seis años de desgravación. En carne de res quedan cuatro para desgravación absoluta, a la leche le quedarían seis, y toda las cuotas suben. Estamos hablando de algo de extrema gravedad para el sector agropecuario.

He dejado de último el tema lácteo. Sobre él sí que hay citas para señalar el desastre. Rafael Mejía, presidente de la SAC: “Estarían en riesgo 450 mil familias que viven de la leche”. Lafaurie: “Serán literalmente borrados del mapa cuando entren en vigor TLC que, como este, pone en grave riesgo su supervivencia”, refiriéndose a los lecheros. Analac: “No podemos competir con productos subsidiados”. Hagamos esta advertencia: no competimos con Estados Unidos y Europa es porque entre ambos otorgan a su agro 140 mil millones de dólares en subsidios. Comité de Ganaderos de Caldas: “La avalancha de leche en polvo, quesos y lacto sueros importados procedentes de economías basadas en ayudas internas a los productores, en subsidios a la exportación y otros distorsionadores, llegarán pronto a nuestro mercado devastando este sector y liquidando el hato lechero nacional”. Pero por supuesto que aquí hay unos que dicen que no va a pasar nada.

Mi último argumento va a ser leer, doctor Juan Camilo Restrepo, algo que usted escribió en su momento en la prensa con respecto a lo que le va a pasar a la leche. Lo utilizo como un argumento de autoridad. Afirmó usted que quienes defienden esta negociación no tienen razón y usted añade que fue un acuerdo mal negociado. Leo textualmente: “El riesgo mortal para la industria láctea colombiana no son las importaciones dentro de 15 años cuando culmine el periodo de desgravación: son las que pueden llegar inmediatamente, al amparo de los llamados ‘contingentes’, que son cantidades puntuales que no están sometidas ni a arancel ni a periodo de desgravación.” Todos sabemos que es exactamente así.

A un mercado sobreofrecido le echan encima un montón de leche y lo hunden, eso lo sabe cualquiera. Al citar a Fedegan, usted escribe: “Estamos hablando de un volumen superior al 12 por ciento del total procesado formalmente por la industria, y es más de cuatro veces la enlechada del 2009, cuyo impacto no se hará esperar. El año pasado, con un stock inferior en planta, los precios a los ganaderos cayeron por encima del 14 por ciento”. Y agrega: “Si a esto le sumamos los contingentes lácteos también negociados con extrema ligereza en los TLC con Estados Unidos, con Mercosur, con Canadá y con Suiza, la amenaza que se planeta a la industria lechera colombiana es monumental.” Advierto: no lo dice el senador Robledo ni lo dice el Polo Democrático Alternativo ni las asociaciones de lecheros. Lo dice el doctor Juan Camilo Restrepo.

Y así es en todo, y más con la revaluación que nos golpea, de entre el 20 y el 30 por ciento. Si uno no supiera de los poderes que hay detrás de las trasnacionales, de los grandes imperios, de Estados Unidos, de Europa, uno pensaría que estaban como locos quienes firmaron estos tratados. Pues no, no están locos, son intereses. Entonces si en Colombia se acaba la leche, que se acabe, como ya se acabaron el trigo y la cebada. El maíz está agonizando, al algodón le queda un tris y se va a arruinar el arroz. ¿Por qué? Porque detrás hay intereses poderosos. Entonces yo aquí repito y es mi debate central con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos: ¿qué es lo que está cambiando? Si no se cambia el libre comercio, aquí no hay cambio de nada. Veo a un presidente buenísimo en la mímica, cinco en mímica y uno en decisiones. Y a muchos colombianos despistados, buenos casi todos ellos, pensando que ahora sí las cosas van a cambiar. Vuelvo y pregunto, ¿y dónde está el cambio?

Entonces me dicen algunos, pero, senador Robledo, viene el Conpes lechero. Y la verdad, ahí sí dan ganas de llorar. Es un Conpes que para mejorarles la productividad a los 450 mil ganaderos aprueba 168 mil millones de pesos para 17 años, es decir, de a 20 mil pesos por predio al año. No alcanzan ni para las flores de la sepultura del sector. Alguien me dirá, esos son los latifundistas, los ricos, ¡que chupen! Y cuando uno le entra a las cifras, lo que descubre es que hay 230 mil predios o sea, la mitad, con menos de diez reses por finca, con un promedio de cinco, y una res puede costar un millón de pesos. Quien posee cinco vacas puede tener un patrimonio de cinco millones de pesos. Casi que le estorban las vacas para pedir limosna. Aquí hay unos grandísimos, no voy a decir que no, pero son muy pocos.

Otra cifra, 339 mil están por debajo de 25 reses, o sea, casi todos. Y es a esos a quienes les van a echar la aplanadora alemana, francesa, gringa, una especie de gavilla universal contra estos pobres compatriotas. Aquí está el centro del debate, y se lo confieso con toda franqueza, ministro, se lo voy a plantear no sé cuántas veces en los próximos años, porque a mi juicio este es el tema central. Si este problema no se resuelve, aquí no se resuelve nada. Y no veo que el gobierno mueva un milímetro para resolverlo.

A uno le replican, senador, vamos a exportar. ¿Qué? Lo que se negoció con los TLC son los Atpdea que ya tenemos con Estados Unidos o el Sistema General de Preferencias que también ya tenemos con Europa. Eso es lo que estamos exportando. Vamos a seguir vendiendo el mismo café, en el que cada vez nos va peor. El café está agonizando, doctor Restrepo, usted lo sabe muy bien, al punto de estar importando 700 mil sacos. Ese cuento del doctor Juan Manuel Santos, el día de la posesión, de que iba a hacer de cada colombiano un Juan Valdez tal vez haya calado, pero porque los colombianos desconocen la pobreza de los Juan Valdez y si no, se habrían ido para Ecuador o para Panamá huyéndole a esa promesa del nuevo presidente. Es que aquí se dice de todo. Esta sí es la impunidad total. Aquí hay más impunidad en los discursos políticos que en los estrados judiciales. Continuaremos exportando el mismo banano, hoy también en graves aprietos. Las flores están agonizando, porque la revaluación no las deja funcionar. Entonces me vuelven a replicar, senador, mire los agrocombustibles.

Ya les expliqué que si hay agrocombustibles, es porque en ese sector no hay libre comercio. Están absolutamente protegidos. Ni siquiera somos competitivos para exportar. No somos capaces de exportar ni un pocillo de alcohol carburante ni de diesel a partir de palma. Y ojo, podría haber cambios tecnológicos que acaben de destrozar este país. El día de mañana puede haber agrocombustibles, hechos de algas o de celulosa, que liquiden por completo cualquier posibilidad en este sector. Entonces las cosas, repito, están bien mal.

Fin...

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