Ay, hombre... esta sobrepoblación nos va a acabar.
Qué valientes los y las docentes de los colegios que tienen que enfrentarse a mil y un situaciones como éstas
.
El remedio es que empiecen a vender buñuelos y empanadas con espermicidas, a ver si dejan de haber embarazos adolescentes, madres solteras, pobreza y por ende, delincuencia.