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Antiguo 05-09-2010 , 00:34:32   #2
+Wilfred
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Predeterminado Respuesta: "Enfrentamos al Gobierno en su proyecto neoliberal pero nos aliamos en la lucha contra la

H.A.: …con graves consecuencias.
G.P.: El Polo no administra la ciudad. Quienes hoy usurpan ese mandato popular conducen en la práctica a la ciudad; se dedican no sólo a sacar al Polo del Palacio Liévano sino además sus políticas: su decencia como proyecto democrático, de izquierda. Desmantelaron ciertas banderas democráticas que ya empezaban a surtir en la administración. Su lógica de administración es clientelar y de capacidad de otorgar contratos. Es decir, la corrupción.

H.A.: Se perdió la dirección política de la ciudad, pero cayó encima la fama de corrupción….
G.P.: Así es. La gran corrupción no es de militantes del Polo ni toca con éste. La ejercen funcionarios y contratistas de otros partidos. Pero tiene impacto al interior del PDA por la alianza establecida para garantizar su dirección. Sin esa alianza, hubiera sido fácil aislar a los corruptos, que no son la mayoría del Ejecutivo. Una paradoja: logran mayoría a partir de la alianza con la izquierda tradicional, es decir, Partido Comunista y Moir. ¿Por qué estas agrupaciones, en vez de apoyar un proyecto de izquierda democrática como el que enarbola Petro para conducir el Polo, le entregan éste a la tendencia encabezada por Iván Moreno?

H.A.: ¿Ante esa pregunta, qué respuesta tiene?
G.P.: Es el factor que le impide al Polo dar respuestas políticas en la coyuntura. En una especie de esquizofrenia, mueve un discurso de izquierda tradicional, casi de infantilismo, que en la lucha contra Uribe no permitió juntar fuerzas en contra suya; y una práctica clientelista, que lleva al partido a niveles de corrupción en la administración de Bogotá. ¿Cuál es hoy el mensaje del Polo? Para una gran parte del electorado, significa dogmatismo de izquierda o corrupción Bogotá. Una gran injusticia con el Polo, porque realmente no está articulado a los procesos de corrupción de la Alcaldía, pero esa es la realidad de hoy.

H.A.: ¿Están sin fin ni solución los actuales niveles de polarización dentro del Polo?
G.P.: El Polo trabajó por mucho tiempo el tema del consenso, que les permitía a todos seguir juntos. Pero en la fase final, incluso antes de la campaña, se impuso la tesis de la purga, que para unos sectores es positivo porque está en los esquemas que para las izquierdas tradicionales del siglo XX era positivo: “se están yendo los socialdemócratas”.

H.A.: Precise eso de “positivo para unos sectores”.
G.P.: La historia de los últimos años es de exclusión. Sacan y sacan. Puede haber argumentos muy legítimos, pero estás sacando gente, estás desacumulando: Lucho, María Emma Mejía, aíslan a Navarro, a toda una central, la CGT, y ahora van por mí. Terminan con un partido más homogéneo ideológicamente pero solo.

H.A.: ¿De izquierda?
G.P.: Ese es uno de los grandes errores de los que soy responsable en realidad, porque el Polo no se hizo para ser un proyecto de izquierda. El proyecto de izquierda cabe en el Moir, en el Partido Comunista, pero el Polo Democrático fue creado para ser un proyecto democrático que incluye las diversidades de las izquierdas pero va más allá. Se olvidan de que cualquier intento de homogenizar el Polo le hace perder su vitalidad.

H.A.: ¿Ante el momento crítico del Polo, cuáles son los requisitos mínimos para mantener su unidad?
G.P.: Creo que es difícil. Los criterios fundantes –proyecto democrático– se han perdido, y con ello las confianzas. Se rompen cuando el sector que pierde la consulta no se aviene a esa realidad. Ahí se rompen todas las confianzas posibles y la preponderancia que finalmente se le da al sector de la Alcaldía capitalina. Es mortal. Rompió la inicial percepción favorable. La sociedad colombiana no puede perdonar que alguna vez seamos extremo-izquierdistas, que otra vez terminemos tontamente perdiendo independencia, pero no la corrupción y la inconsecuencia. La población colombiana no habla mal de Robledo, pero la población colombiana sabe quién es Iván Moreno.

La calle, el agua, la comunicación. La agenda democrática

H.A.: Pasemos a otro tema. ¿Cuál fue el país que vio en medio de la campaña electoral?
G.P.: He realizado las campañas recorriendo la calle. Allí sentí que ésta no es de los ricos ni de los más pobres. Ambos se repliegan en sus respectivos lugares de residencia: unos porque así viven su vida, y otros porque no tienen más que hacer. El estrato 1 llega a la calle vía vendedor informal, trabajadora sexual, rebusque; la juventud estrato 1 y 2 vive el barrio, no la calle del centro de la ciudad, y el estrato 6 no pasa por ahí; los estratos 5 y 4 transitan o deambulan por la calle.

H.A.: ¿Cuál estrato predomina?
G.P.: Es un escenario básicamente de los estratos 3 y 2: la calle no es del uribismo, y sí es profundamente democrática. La mitad de quienes están en la calle no votan. Aun con la seguridad de que es un ciudadano que no vota y que no está con el establecimiento, él te abraza y te saluda. Te ve como una posibilidad; como una esperanza. Quizá no para ya, pero te avizora como una posibilidad. Logré en las calles una forma de euforia popular: mientras las encuestas mostraban una polarización que nada dejaba por hacer, la calle me mostró otra realidad política, muy promisoria, que se está larvando.

H.A.: ¿Qué dice la gente?
G.P.: Sentí que el tema del agua es fundamental. Aunque sobre el particular había una discusión en el Congreso, fue en la calle donde sentí su importancia. Casi todo el Caribe colombiano carece de agua o tiene dificultades de acceso, porque no llega o porque llega muy costosa. No hay ciudad en el Caribe que pueda decir que en toda ella hay agua.

H.A.: ¿Aíslan o relacionan esa necesidad del agua?
G.P.: Al examinar el tema del agua, no sólo como tema público, no sólo el liquido potable sino el agua en general, y el acueducto, uno se percata de que es un tema vertebrador de la política, que pudiera serlo del movimiento popular. Hay una lucha en la cual el agua define el territorio. Sobre este particular, y con el triunfo reciente de la humanidad a partir de la iniciativa de Bolivia en las Naciones Unidas, su eco sonará en nuestro país. El agua puede permitirnos reconstruir un movimiento popular.

Continúa...

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