Una señora experta en
temas esotéricos fue asesinada hoy dentro de su casa en Medellín.
El crimen es el tercer homicidio contra una mujer en un lapso de tres días,
una racha poco usual en la ciudad.
Este fue el instante en el que sacaron a la víctima de su casa, en el barrio Moravia. Foto de Carlos Taborda.
El cadáver de la guía espiritual fue descubierto a las 3:00 p.m., en su residencia del barrio Moravia. En principio, se desconoce
quién le dio dos balazos en la cabeza.
La víctima se llamaba Beatriz Lucía Arias Madrid, tenía 43 años y
la comunidad la consultaba a menudo en menesteres relacionados con la lectura del tarot y demás artes adivinatorias, según la información preliminar.
Ayer , también a las 3:00 p.m., fue asesinada otra mujer, esta vez en el barrio Popular Uno. A María Irene Acevedo, de 56 años,
la tirotearon dentro de su casa unos presuntos miembros de la banda criminal ‘La Silla’, de acuerdo con el informe de la Policía Metropolitana.
Pero el caso más horrendo sucedió antier, a las 6:30 a.m., en una calle del corregimiento San Antonio de Prado. Al parecer endemoniado por
los celos, un sujeto agredió con una cuchilla de afeitar y un martillo a su ex pareja.
Catalina María Mejía Ortiz, de 29 años, falleció por el brutal ataque, y la vecindad trató de
linchar horas después al sospechoso.
El tipejo fue detenido por la Policía y llevado ante la Fiscalía. Por su propia voluntad, y quizá también temiendo la ira de la gente, se presentó
ante el juez de control de garantías.
Catalina Mejía era una líder popular en el corregimiento.
El fiscal le imputó el homicidio, pero el sujeto
no aceptó el cargo. El juez le dictó la medida de aseguramiento provisional en la cárcel Bellavista.
LOS FEMINICIDIOS
Hace un mes, estuve presente en una
movilización simbólica realizada por señoras en la plazoleta La Alpujarra, en pleno centro de la ciudad.
Las damas protestaban porque la justicia no le daba un
trato especial a los homicidios de mujeres. Decían que eran víctimas por su condición de género (feminicidio) y que matar a una de ellas era más grave que hacerlo con un hombre.
En lo personal, no creo que todo asesinato de una muchacha sea un feminicidio, es decir, por
su condición de mujer. No en todos los casos los victimarios son hombres celosos, machistas armados o misógenos.
Hay eventos en los que la femenina es agredida porque desempeña alguna actividad ilegal, por una ’simple’ bala perdida o ser la acompañante de algún tipo peligroso. Y con estos ejemplos, aclaro, no busco
minimizar sus muertes ni categorizarlas.
Al contrario, concuerdo con las feministas en un aspecto: el homicidio de una mujer sí tiene un
impacto diferente en la sociedad. Será porque los de los hombres son demasiado comunes, quizá porque ellas en general están más indefensas, o porque siendo ellas la fuente de la vida se corta el futuro nacimiento de más seres humanos.
Todo asesino es vil, pero parece ser
más cruel cuando su víctima es una mujer. ¿Qué opinan ustedes?