La onda radial pudo más que la explosiva

A las 5 de la mañana, Darío Arizmendi arribó al edificio de Caracol, como todos los días. Entró a su oficina, ubicada en el piso octavo y empezó a 'empaparse' con la información del día.

Arizmendi estaba listo para saludar a sus millones de oyentes, cuando una fuerte explosión sacudió la cabina. Eran las 5:27 de la mañana.

Se escuchó una voz levemente ronca: "¡Atención!, se acaba de presentar una gravísima explosión aquí en el estudio de la Cadena Caracol de Colombia, en el máster central. Ha caído buena parte del techo sobre los estudios de la primera cadena de América Latina", relató Arizmendi.

Sus escoltas lo rodearon y le pidieron que evacuara el lugar. En la redacción, la periodista Greace Vanegas se resguardó debajo de su escritorio. La explosión la había sorprendido mientras escribía los últimos párrafos del boletín de las 6 a.m."Sentí que el edificio se iba a caer", contó Vanegas. Al frente del cañón noticioso quedaron las comunicadoras Érika Fontalvo y Narda Guarín. "Seguimos adelante con Narda, porque la información es un servicio público y así hay que actuar frente al terrorismo", afirmó Fontalvo. A las 6:15 a.m. llegó Gustavo Gómez, conductor del programa 6 a.m. 9 a.m.
Hoy por hoy. A unos metros estaba la periodista de La W Camila Zuluaga. "Cuando sonó la explosión me estaba poniendo las medias", les decía a sus colegas. Otro miembro de la mesa de trabajo de La W, Alberto Casas, no pudo ingresar al edificio en su carro. Debió transmitir, vía celular. Felix de Bedout estuvo al frente del programa y sentenció: "No nos van a intimidar". Ricardo Alarcón, presidente de la compañía, fue enfático al afirmar que no podía asegurar que el carro bomba hubiera estado dirigido contra Caracol. En el edificio donde opera la emisora también funcionan las oficinas de la agencia Efe.
'Pensamos que se trataba de un terremoto': vecinos

Claudia Narváez, residente del Edificio Calle 67, amaneció con cientos de pequeños vidrios colados entre sus cobijas. "Fue una sensación caótica", agregó nerviosa la mujer.

"Uno no puede imaginarse el daño que genera una acción como esta. Quienes sean los que estén detrás no deben saber la tristeza, la impotencia y la desolación que causan", señaló una residente del sector, aún nerviosa por la emergencia.

Nancy Hernández, otra damnificada y que vive y trabaja cerca del edificio de Caracol Radio, nunca olvidará el estruendo que levantó su cama del piso la madrugada de ayer y que, además de dejarla de pie en un segundo, le robó la tranquilidad del resto del día.

Sin una gota de maquillaje y con el traje de dormir aún puesto, salió apresuradamente de su hogar para averiguar por la suerte de sus compañeros de trabajo, que llegan a su salón de belleza más temprano que ella.

Allí, en medio de la confusión, encontró a Miriam Forero, su colega y la herida más grave del atentado.

Para Julio López, un residente de la calle 68, el impacto del estallido será un episodio que difícilmente borrará de su mente.

"Pensamos que se trataba de un terremoto.
Yo estuve en el de Armenia, pero esto fue más grave", contó López. Minutos después de la explosión, tres aseadoras salieron llorando del edificio de Caracol Radio. "Estábamos cambiándonos cuando escuchamos el totazo. Quedamos transparentes del susto", relató una de las trabajadoras.

Gobierno les responderá a los afectados
Guillermo Escobar, director de la Depae, aseguró que las autoridades visitan las unidades habitacionales una por una para valorar sus afectaciones. "Se evaluarán 1.168 predios", afirmó Escobar. El director de Acción Social, Diego Andrés Molano Aponte, señaló que por instrucción directa del Presidente se dará atención prioritaria a los afectados. Para cubrir los daños materiales de las viviendas se les entregarán a los propietarios dos salarios mínimos legales vigentes. En el caso de los locales, además de este subsidio, se les brindará la opción de líneas de crédito especial con el Banco Agrario, por sumas que pueden ir hasta los 250 salarios mínimos legales vigentes.

TOMADO DEL, TIEMPO.COM.