Definitivamente, con la llegada al poder de Álvaro Uribe Vélez, la historia colombiana queda partida en dos periodos, el antes y el después del mandatario. En Colombia nadie puede subestimar los logros alcanzados por el presidente. Indudablemente, los que piensan “diferente”, saldrán a despotricar apelando a sus discursitos rayados; tratando de esconder la animadversión personal que sienten hacia el mandatario y de todo aquel que resalte los logros de esta administración. La última encuesta le da al mandatario un respaldo del 84%.
Sin lugar a dudas, los únicos que no reconocen los logros obtenidos son aquellos que profesan un odio visceral hacia el presidente. Entre los miembros de esa logia, se encuentran ex presidentes y ex funcionarios de gobiernos anteriores, además, de algunos periodistas. La constante de todos los susodichos, es que en el pasado disfrutaron las mieles del poder, pero hoy todos esos privilegios los han perdido, lo que los ha motivado a disfrazar su animadversión personal con posiciones detractoras; haciendo creer que piensan diferente.
El país, antes de Uribe, se debatía en toda suerte de problemas. Las inversiones en todos los sectores eran escasas. El pueblo colombiano no era beneficiario directo de las políticas de estado, salvo algunas, “buenas intenciones”, la sociedad era ignorada por los mandatarios de turno.
Colombia, ha vivido sumergida en la violencia. Durante décadas el pueblo colombiano fue abandonado a su suerte, nadie de los que tenían la posibilidad de lograr mejorar las cosas lo hicieron. Pero, hoy, son precisamente, los que más estorban. Parecen empeñados en torpedear los avances obtenidos, pero desafortunadamente para ellos, hoy, el pueblo colombiano no se deja engañar, como sucedió durante décadas. Por eso el respaldo popular hacia el mandatario es producto de los cambios que se han venido dando en el país.
Obcecadamente, los detractores del presidente, cuestionan no sólo al mandatario, sino también a todo el que sienta admiración por él. Queriéndose hacer pasar como los “intelectuales”; pero, el pueblo colombiano, pregunta: ¿si eran tan intelectuales, por qué dejaron que el país se postrara? ¿En dónde estaban?, los que hoy, sin ruborizarse, salen a tratar de engañar a la sociedad colombiana con discursos cínicos y malintencionados.
Uribe, ha sido el jabón con el que muchos personajes de la vida pública se han querido lavar sus manos sucias. La desfachatez cometida en el pasado, por esos personajes en contra del pueblo colombiano, hoy, quieran esconderla mediante el ataque a la figura del mandatario.
Problemas, como el narcotráfico, paramilitarismo y guerrilla, que vienen desde hace décadas infligiéndole daño a la sociedad, hoy, pretendan de forma absurda, responsabilizar al presidente como el culpable de éstos, ¿Cómo les parece?, ¿y eso es lo que piensan los “intelectuales”? Estos problemas no son nuevos ni de este gobierno, pregunto: ¿Qué hicieron los gobiernos anteriores para acabarlos?, ¿Qué hicieron los “intelectuales” para acabarlos?, ¿Qué hicieron los periodistas, que hoy sienten animadversión personal por el presidente, mientras en el pasado cohonestaban con todos estos problemas?
Las cosas por su nombre. Lo que estamos viendo hoy, no es más, que la forma descarada de esos personajes para ocultar sus responsabilidades en detrimento del pueblo colombiano. No tienen autoridad moral para salir a criticar las cosas buenas que ha realizado el gobierno.
Lo triste de todo, es que su malquerencia hacia el mandatario, los lleve hasta el extremo de aliarse con los enemigos de la nación. Su odio irracional en contra de Uribe los hace pensar que los terroristas que tanto daño le hacen a la nación son unos ángeles, ¡Por Dios!, hasta donde han llegado y cuan bajo han caído.
No faltará el que hable de las masacres llevadas a cabo por los grupos “paramilitares” para justificar su odio en contra del mandatario, ¿y se les olvida o se hacen los locos?, de que todas éstas, se dieron en los gobiernos anteriores. Curiosamente, por su animadversión en contra del presidente, libran de toda responsabilidad a los verdaderos responsables: Los gobiernos anteriores que permitieron todos esos funestos acontecimientos sin ningún tipo de remordimiento.
Nadie tiene autoridad moral para controvertir los avances que se han hecho con estas estructuras armadas. Todos los gobiernos anteriores fueron auspiciadores del surgimiento y fortalecimiento de los grupos “paramilitares”, nadie los combatió. Curiosamente, el gobierno que si lo ha hecho y los tiene en cárceles de máxima seguridad, es al que se le cuestiona por los eventos cometidos por este grupo ilegal en el pasado. Pregunto: ¿Qué produce esas posturas?, Contesto: nada menos que el rencor. No podemos olvidar que muchos colombianos en el pasado vivieron al margen de la ley, se beneficiaban de actividades ilegales. Hoy, la seguridad democrática ha permitido fortalecer la autoridad en todo el territorio nacional.
Hoy, muchos de los detractores del mandatario se atrincheran en frases rayadas. El pueblo colombiano está cansado de sus malquerencias. Subestimar los avances que ha tenido el país en todos los sectores por el simple capricho de controvertir: es aberrante. Las cifras estadísticas hablan por sí solas. A veces, algunos de estos personajes hacen el ridículo al tratar de sostener que antes Colombia era mejor que hoy, ¡tremendo disparate!
Indudablemente, como el mismo gobierno lo ratifica, la nación vivió por muchos años abandonada. Las políticas gubernamentales no buscaban mejorar la situación de miles de colombianos, sino por el contrario, solo beneficiaba a unos pocos. De pronto, esos pocos, son los mismos que hoy atacan al mandatario por sus logros. Se han avanzado en muchos aspectos, todavía faltan muchas cosas, en 5 años no se arregla lo que en décadas fue desarreglado.
Finalmente, las fuerzas armadas de Colombia han dado muestras de amor a la patria. Nadie puede negar la valentía de sus miembros. El sacrificio y la dedicación para quitarle el yugo a la sociedad colombiana son actos heroicos. Los colombianos estamos en deuda con nuestras fuerzas militares y de policía.
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