La leyenda de “Los Destructores” .









Comandos de la SUAT-PNP.


El 23 de abril de 1996, con un espectacular despliegue y en vivo y en directo, Jesús Edilberto Uscuvilca Patiño, el último rezago de la estirpe de “Los Destructores”, la banda más sanguinaria y terrible de todos los tiempos que tiño de sangre las calles d Lima, era capturado.

Se necesitaron 250 comandos policíales de la SUAT, y que la mayoría de los vecinos de una lujosa zona de La Molina fuera desalojada. El seguimiento duró seis meses y la tensa conversación para que se entregara cinco horas.

Uscuvilca solo lo hizo en presencia de la fiscal que temerosa, como había de suponerse, nunca ingresó a entrevistarlo por miedo a ser tomada de rehén.

El último de los destructores había caído, lo llamaban ‘Pitufo’ y había sido el más escurridizo de la banda, sobre todo, luego de que fugara en 1993 del penal de Canto Grande.

Hoy, 12 años después, desde Lurigancho nos cuenta la verdad de esa sangrienta leyenda llamada “Los Destructores”.

Por aquellos años, Lima no solo era azotada por el terrorismo, también -y con igual fuerza- era destruida día a día por la sanguinaria cuota que dejaban los asaltos y secuestros cometidos por diferentes bandas: como “Los Injertos del Fundo Oquendo” o “Los Malditos de Santa Luzmila”.


En noviembre de 1993 la banda de “Los Destructores”encabezada por Jorge Loayza (a) “Gordo Renca” y Víctor Pampañaupa (a) “Cholo Pampañaupa” asaltó la camioneta blindada de Centromin en la Vía Expresa, en pleno día y con un salvajismo inusitado. El chofer del vehículo fue acribillado a sangre fría mientras la escena se filmaba desde varias cuadras de distancia.

“Yo participé en lo de la Vía Expresa. Hay pruebas contundentes. Hablo de lo de la camioneta de caudales de Centromin Perú, una camioneta blindada. Canal 9 me filmó cuando yo lo estuve haciendo en esto en la Vía Expresa. En ese asalto estoy con un fusil G3, estoy con mi cuñado que llevaba un fusil AKM, y se ve las pruebas contundentes”, asegura el Cholo Jacinto.

“En cambio nunca, me han abierto proceso porque me cobraron para no incluirme en el expediente. Eso hicieron, y nunca me han abierto proceso hasta la fecha. Pagué en una oportunidad, en el 93, en noviembre 50 mil dólares”, afirmó.







Pero para la Policía los destructores eran todos, desde Víctor Pampañaupa alias ‘Cholo Víctor’, el líder de “Los Injertos” hasta Uscuvilca.

Sin embargo, lo cierto es que, entre los presos en Lurigancho, Uscuvilca es una suerte de líder. Para poder entrevistarlo había que pasar la estricta seguridad de Lurigancho, es que no se trataba de cualquier interno, el ‘Pitufo’ había decidido dar la cara y ni los policías estaban seguros del por qué.

Para el que no lo recuerda, Uscuvilca fue uno de los más avezados y maquinadores cabecillas de todo los tiempos. No en vano ha sido sentenciado por 15 asaltos, algunos de los más grandes cometidos en toda la historia del hampa peruano: como el del Seguro Social de Arequipa, de donde se llevó 450 mil soles.

El armamento que utilizaba en las operaciones era de guerra, “Los Destructores”, no salían hacia su objetivo sin fusiles AKM o G-3, guardaban un par de granadas en cada bolsillo y estaban dispuestos a usarlas sin titubear.



Jesús Edilberto Uscuvilca Patiño ‘Pitufo’ .


A sus 52 años, el ‘Pitufo’ ya se plantó. Hoy es el delegado general de disciplina de todo el penal y, junto a su nueva banda, esta encargado de salvaguardar el orden dentro de Lurigancho.

No reclama inocencia, ni está orgulloso de ser quien fue. Ha muerto muchas veces y es que con ninguno de sus cuatro nombres aparece en Reniec.

Su hermano mayor, quien siempre lo resguardaba, fue capturado en los años 70 y condenado a muerte por haber asesinado a dos policías, al intentar asaltar una agencia bancaria. Entonces, decidió vengarse y cuando se dio cuenta estaba encerrado.

De su tercer ingreso escapó y ya en el cuarto decidió plantarse, lleva 12 años preso, ya cumplió diez años de su primera condena, le faltan seis para cumplir la segunda y 18 para la tercera. Asegura no haber matado a nadie, aunque hoy haya decidido asesinar a ese alias que, a pesar de todo, está tatuado en su piel.