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Predeterminado Las Farc cayeron en la trampa Calificación: de 5,00

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Es un artículo largo y denso, pero muy didáctico para aprender sobre los verdaderos motivos de los apoyos en la cacarreada guerra contra las drogas y el terrorismo e inclusive de la actual y corrupta lucha subversiva. No es para pedir romper relaciones con todo el mundo sino para no dejarnos arrastrar por el odio irreflexivo y sin argumentos que nos distraen de las verdaderas causas de nuestra desgracia......una elíte política corrupta y sin piedad, aliada de narcos, guerrilleros, paramilitares y multinacionales.

Las Farc cayeron en la trampa

Especiales.
Los 10.000 fusiles que les fueron lanzados a las Farc desde el aire hacen parte de un complot internacional que quiere alimentar la guerra en Colombia.
Germán Castro Caycedo.

Los 10.000 fusiles sovieticos no vinieron del cielo como dijo una tarde un vocero de las Farc haciendo bromas ante los periodistas. No. Los fusiles se los lanzaron desde un avión ruso sus enemigos como pretexto para justificar una guerra. La historia de los fusiles AKM Kalashnikov calibre 7.72, por los cuales las Farc le pagaron 15 millones de dólares a Vladimiro Ilich Montesinos, es un episodio absolutamente coherente dentro de los parámetros de la estrategia militar: un enemigo que arma a la guerrilla para luego utilizarla, un sargento que se viste como general y un coronel que no es coronel, ni militar, sino narco; tres contratos de Estado en los cuales el escudo del Perú no es del Perú; unas armas jordanas que no pertenecen a Jordania, un avión ruso que no es de Rusia sino de Hungría.


La historia de la lluvia de fusiles en madrugadas de marzo, julio y agosto sobre la banda izquierda del río Guaviare, al otro lado de Barrancomina, tiene dos personajes iniciales: Vladimiro Ilich Montesinos, hijo de un comunista pero enemigo de los comunistas, y Sarkis Soghanalian Kopelian, nacido en Turquía pero miembro de una legendaria familia de traficantes de armas armenios.


Cuando el dictador peruano Juan Velasco Alvarado resolvió hacerle la guerra a Pinochet, Montesinos era oficial del ejército y cargaba el maletín del general que determinó la compra de un inmenso arsenal a la Unión Soviética.
Pero la información de lo que iba adquiriendo el Perú llegaba primero a la embajada de Estados Unidos que al Consejo de Ministros.

Tras la caída del dictador, Montesinos falsificó un permiso del ejército y se escapó a Washington, invitado por el gobierno de Estados Unidos. El agregado militar peruano comprobó allí sus entrevistas con Robert Hawkins en el Office of Current Intelligence de la CIA. A su regreso fue apresado y expulsado del ejército. La embajada estadounidense en Lima pidió excusas al gobierno peruano por el incidente.


Se desplegó el tiempo.
Montesinos llegó al poder, inventó la guerra con el Ecuador y se gastó 4.000 millones de dólares en un arsenal de chatarra en Bielorrusia y Ucrania y él se hinchó los bolsillos de dinero. Y cuando pasó el ruido se quedó mirando en un mapa la frontera con Colombia, el río Putumayo, levantó los brazos: “¡Dios!”, exclamó en presencia del analista de ‘inteligencia’ más cercano a él durante los últimos ocho años.

Hoy en el Perú muy pocos admiten haber conocido al Doc —como le dicen a Montesinos en el Perú—, y cuando alguien lo hace y accede a contar historias —como lo hizo el analista— dice: “Si usted revela mi nombre seré hombre muerto”.



Esta es la versión del analista:


“Esa tarde el Doc estaba feliz. Su amigo de la CIA le había anunciado que en Washington se gestaba algo llamado Plan Colombia. A pesar de las circunstancias en esos días Vladimiro tenía la sensación de que aún era mirado por la CIA como aquellos traidores, soplones, mercaderes, traficantes de información que tratan con ella. Sin embargo su inmensa ventaja era que él podía trabajar a ambos lados del muro desde cuando se convirtió en el enlace oficial del Perú con todos los organismos de inteligencia con los cuales tenemos relaciones.


“El recordaba la tarde que vivió un viejo rito de la CIA cada vez que un nuevo jefe del servicio de inteligencia de estos países, o virtual jefe, o el tipo que tiene que ver con las relaciones con Estados Unidos, especialmente en la parte oscura, viaja a Washington para una reunión con el jefe de la CIA, (pueden ser el director o el jefe de operaciones). Contaba que habló con el segundo. La reunión, como es costumbre, se llevó a cabo en un pequeño crucero que navegaba por el Potomac, ‘a bordo del cual los dos dignatarios nos dimos la mano, hablamos y pactamos’.


“Ahora Montesinos no sólo estaba obligado a entregar información sino que tenía derecho a decirles: ‘No miren, esto es cosa mía’. O, ‘Es interés de la Nación, porque la patria, ta,ta,ta’.


“Para él, esa tarde, el Plan Colombia comenzó a significar una feria, una lotería. ¿Por qué? ‘Tú sabes que normalmente —explicaba el Doc—, los mejores negocios del mundo se hacen en una nación en guerra. Piensa —me decía— en una Colombia llena de coca, de dólares, de todo tipo de criminales, de armas, de angustias, de refugiados. Allí hay campo para hacer negocios hermosísimos. La frontera del Putumayo... Allí podremos negociar misiles, piezas de artillería, combustible, comida, medicamentos... El Perú tiene que estimular esa guerra. Que esos hijos de puta se maten entre ellos. Nosotros seremos los ganadores’
.

“Para el Doc estaba claro que, según la decisión de Washington, Colombia tendría que invertir millones de dólares en un área que él podía manipular. Y empezó a jugar a eso:
Perú movilizó 2.000 hombres a la frontera del Putumayo porque supuestamente las Farc estaban moviéndose en la zona peruana. Eso fue un sainete porque las Farc vienen haciéndolo desde hace años, pero conservan el área quirúrgicamente limpia de incidentes para que nadie se queje. Realmente la movilización buscaba presionar a las Farc para que compraran material de guerra: ‘Es una obligación quedarnos con parte de los 1.500 millones de dólares que le deja al año el narcotráfico a esos bandidos’, decía Montesinos”.

El cuento de Montesinos era sencillo: el Perú necesita enriquecer su arsenal pero no puede comprar armamento por el proceso de pacificación con Ecuador. Por lo tanto, la cortina de niebla, el gran pretexto para enmascarar la operación, es hablar de un negocio silencioso entre dos Estados.


Continúa.....

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