Poco después de la elección de Juan Manuel Santos y antes de este suceso, muchos pensaban que la administración Santos sería una continuación de Uribe. Pero con el paso de los días y los nombramientos y visitas de Santos, parece que estamos viendo un desvanecimiento de un vínculo Santos-Uribe aparentemente indisoluble.
Y él mismo lo dijo: "Uribe es Uribe, Santos es Santos". Tal parece que Santos pondrá fin a la era uribista que se asumía continuaría con él, pero, ¿a qué se debe esta asimilación? Si bien Santos continuará con programas exitosos de la administración Uribe como la Seguridad Democrática, la retórica que parece llevará Santos es muy diferente a la de su predecesor. Para empezar, los recientes nombramientos de los posibles ministros de su gestión son en su mayoría tecnócratas especializados en las áreas asignadas y no clientelistas como ocurrió con Uribe, ejemplo de ello la candidatura de Sandra Bessudo al Ministerio de Medio Ambiente, una bióloga marina especializada en asuntos como el desarrollo sostenible y la preservación de la biodiversidad; la posible Canciller María Ángela Holguín, experta en asuntos diplomáticos y anteriormente Canciller de Uribe, que renunció ante las discrepancias con el mandatario; y Juan Camilo Restrepo en la cartera de Agricultura, un acérrimo opositor de las políticas agrarias de Uribe y del mal manejo de los recursos para el campo (Agro Ingreso Seguro).
Otra gran diferencia entre Santos y Uribe es el trato con la oposición. Santos ha propuesto una conciliación conocida como "Acuerdo de Unidad Nacional" donde pretende dar espacio a proyectos que la oposición plantee, algo muy diferente a los continuos chantajes y hostigamientos de Uribe a los sectores contradictores. Muchos pensarían que el Acuerdo de Unidad Nacional es un intento por eliminar la crítica, pero aún a pesar de eso debe haber espacio para la crítica y la contradicción, algo que Santos parece estar entendiendo.
Pero sin duda las relaciones internacionales parecen estar marcando una enorme diferencia entre Uribe y Santos. Santos está proponiendo el diálogo y la conciliación, estableciendo como prioridad la normalización de las relaciones de Colombia con Ecuador y Venezuela, además de que parece haber una mayor disposición a la integración regional. De ser así, sería un completo contraste con Uribe, que siempre pretendió condicionar las buenas relaciones con Colombia a que los demás países "cooperaran contra el terrorismo", además de ser un aislacionista en la región por su pertinente y obstinada afiliación con los Estados Unidos. Algo que llama la atención es que Santos ha empezado diálogos con países europeos antes que con Estados Unidos como solía ser tradicionalmente, esto podría significar que ahora Colombia no esté tan cercana como antes a Estados Unidos y sí un poco más a la Unión Europea.
De darse estas diferencias, podríamos ver la desaparición del uribismo como tal, pero, ¿significará eso el origen de otro sentimiento mesiánico en el país, como un eventual "santismo"?