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Antiguo 13-07-2010 , 08:01:54   #2
e-che
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e-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Dioses
  
Kaffeetrinker 2 Respuesta: Entrevista a un maestro (tomese su tiempo y leala hasta el final sin sectarismo, despues

C.O.T.- Petro ha sugerido recientemente, pero ya lo ha hecho en otras ocasiones, que podría buscar alternativas políticas por fuera del Polo ¿Qué debería hacer el partido frente a este “preaviso”?


C.G.D.- No hago parte de los órganos directivos y decisorios del Polo, pero mi opinión particular es que Gustavo Petro es un elemento muy valioso del partido y que lo deseable es que siga aportando dentro del mismo, pero que el Polo no debe ceder ante presiones indebidas, que pueden terminar desnaturalizando los propósitos inscritos en el ideario de unidad. Antes de la consulta, el doctor Petro tuvo idénticas dudas y acabó optando por su permanencia en el Polo. Si fue acertada o errática su decisión, es él quien debe evaluarlo.


C.O.T.- Hay un factor en el que parece tener razón el ex candidato del Polo aunque también es extraño que sea él quien asuma esa bandera: la de investigar la presunta corrupción en la asignación de contratos en la alcaldía de Bogotá ¿El partido no debería tener instancias éticas que hagan esa tarea en vez de que la asuma un individuo?


C.G.D.- Lo que a mí me sorprende es que si existe una percepción tan generalizada de que hay corrupción en la Administración Distrital, tenga que ser una instancia privada la que haga semejante investigación. Yo soy partidario decidido del Estado de Derecho y no soy amigo de que los jueces y fiscales sean sustituidos por ciudadanos particulares o por partidos políticos. Creo procedente verificar “prima facie” si existen razones para solicitar de las autoridades competentes que cumplan deberes que no pueden eludir. Me parece positiva la actitud del Alcalde en el sentido de que toda veeduría es bienvenida. Verificada la existencia de los hechos y su carácter delictivo o, aún irregular, por quienes tienen competencia para hacerlo, a las instancias del partido les incumbe proceder de conformidad.


C.O.T.- Muchos dan por hecho que el Polo perderá la alcaldía de Bogotá por la baja popularidad de Samuel Moreno ¿Cómo califica usted esta administración y cómo impedir que esa mala imagen del alcalde “contamine” a todo el partido?


C.G.D.- Mi formación jurídica me lleva a no guiarme por rumores y comentarios así sean muy persistentes, pero no a desentenderme de los mismos. Claro que me preocupan y por esa razón juzgo urgente una investigación. No tengo elementos de primera mano pues no he visitado el despacho del alcalde más de tres veces, cuando creí necesario e inevitable hablar con el doctor Samuel Moreno. Pero ni siquiera cuando fui presidente del partido me resultó fácil la comunicación con él, y otro tanto me ocurrió con Lucho. Lo que puedo asegurarle es que el Polo tiene cartas muy valiosas qué jugar en su aspiración legítima de retener la alcaldía de Bogotá, pues al lado de la preocupante percepción negativa, hay resultados indiscutibles en materia social, de esas dos gestiones.


C.O.T.- Me da la impresión de que, de manera implícita, toma distancia de las personas y las administraciones del Polo en Bogotá ¿Por qué?


C.G.D.- Siendo presidente del Polo manifesté muchas veces mi inconformidad con la manera como Lucho y Samuel marcaban distancia con el partido, arguyendo que su gestión no se hacía en nombre del mismo sino de toda “la ciudadanía”. Claro que los gobernantes elegidos popularmente gobiernan para todos, pero con un ideario de partido que les sirvió de bandera para su elección y a nombre del cual resultaron electos. Las relaciones fluidas entre el gobernante y su partido son no sólo deseables sino necesarias. Por eso, en una democracia son mejores los partidos que las montoneras. Hablar de “la ciudadanía” es aludir a una entidad gaseosa e inorgánica. No me parece coherente apelar al partido en el momento de la elección y después repudiarlo. Tengo razones personales para apreciar a Lucho y a Samuel, pero esa circunstancia no puede inhibirme para formular reparos a sus actuaciones.


C.O.T.- Precisamente en la más reciente edición de la revista Semana se dice que el Polo está dividido en tres bloques: el de Petro; el que llaman de “los pragmáticos” donde ubican a los Moreno y a Jaime Dussán; y el de “los radicales” encabezados supuestamente por usted y por el senador Robledo ¿Esta división es real y la denominación de cada grupo refleja su tendencia?


C.G.D.- La esquematización simplista siempre resulta más fácil que la percepción del matiz. Yo sólo puedo responderle por lo que me concierne: infinitas veces repetí que mi “radicalismo” nada tiene que ver con la inflexibilidad o el sectarismo sino con el hecho de que mis convicciones políticas no son epidérmicas. En materia de respeto por las creencias ajenas, la filosofía que profeso es la liberal ilustrada y no tengo la mínima inhibición para declararlo. Si me encuentran algún parentesco ideológico con Ezequiel Rojas o Rojas Garrido o cualquier otro exponente del grupo que históricamente se conoce como radical, por algunos aspectos diferentes a su concepción económica, no me siento injuriado sino exaltado. Prefiero eso sí, que me llamen radical a pragmático.


C.O.T.- Recientemente le oí decir en una entrevista radial que los partidos en Colombia parecen tener miedo de ser oposición política e incluso hasta de usar esa palabra. ¿Cuál es su teoría sobre este tema?


C.G.D.- A los colombianos se nos ha educado en una filosofía de la obediencia, según la cual desviarse de la ortodoxia, del pensamiento oficial, es un pecado. Oposición no es sinónimo de obstrucción irracional a cuanta iniciativa venga del gobierno. Las elecciones son el escenario en el cual esas propuestas, con acatamiento riguroso a las reglas de juego reconocidas por todos, se disputan la hegemonía. Los partidos derrotados, si es que de verdad tenían programas distintos al del triunfador, serán partidos en trance de llegar al poder, cuya vía de acceso no es entonces la dulce cooptación burocrática (donde cualquier desacuerdo desaparece) sino la exigencia de garantías que justamente han de estar contenidas en un estatuto de la oposición.


C.O.T.- El único partido que claramente podría ser opositor político del gobierno Santos, es el Polo. ¿Cree que en agosto estará diezmado o ve alguna salida a la encrucijada actual?


C.G.D.- Voy a ser realista. En el Polo, y en cualquier otro partido dentro de nuestra tradición, hay quienes hacen de la militancia política en él, un medio para colmar sus ambiciones personales. ¿No vimos, acaso antes de las últimas elecciones, candidatos que exploraban cuál partido resultaría más funcional a sus pretensiones, con prescindencia de su proyecto ideológico? Yo tengo la fundada esperanza de que el Polo, sus sectores mayoritarios y sus directivas, mantengan la actitud digna y democrática observada durante el gobierno de Uribe: nuestro lugar correcto es la oposición.


C.O.T.- ¿Acaba de hacer otra referencia tácita a Petro o me equivoco?


C.G.D.- Acabo de hacer una referencia explícita al Polo.


C.O.T.- Suponga que se superan las dificultades y el Polo llega fuerte y unido al 7 de agosto ¿Cómo podrá hacer oír su voz opositora el partido con un grupo tan pequeño en el Congreso que ya no tendrá ni siquiera el acompañamiento del liberalismo?


C.G.D.- Me parece un hecho incuestionable que el Polo fue el único opositor decidido al gobierno de Uribe. El liberalismo lo fue sólo en algunos asuntos específicos y a través de algunos de sus voceros más valientes, pero padeció el síndrome de que hablábamos más atrás: el temor de aparecer como partido de oposición. No obstante, el Polo cumplió una tarea admirable, tanto en el campo de la iniciativa legislativa (sus proyectos estaban avocados al fracaso aplastados por la inmensa mayoría uribista) como, y muy especialmente, por sus debates de control político. No tengo reservas para afirmar categóricamente que la del Polo fue la bancada más brillante y coherente en las pasadas legislaturas. Le toca repetir la parábola en condiciones quizá más desventajosas todavía, pero con dos factores nuevos, que pueden ser positivos: 1. Mucha gente va a desencantarse del proyecto uribista ya tan prolongado, y 2. Creo que el Presidente Santos, que es inteligente, se va a precaver de repetir máculas evidentes del pasado gobierno de las cuales él mismo debe sentirse un tanto abochornado.


C.O.T.- ¿Regresará a asumir alguna posición directiva dentro del Polo o esa actividad ya concluyó para siempre por decisión suya?


C.G.D.- Siento que ahora mis responsabilidades con el Polo son las de un militante que sigue convencido de que el proyecto es necesario y viable, sin ignorar sus dificultades. El Partido me asignó dignidades y responsabilidades que agradezco y que me comprometen ahora y en el futuro. Pero voy a repetirle algo que usted tiene derecho a no creer: no quería que se me reeligiera como presidente del partido. No quería que mi nombre jugara nuevamente para la consulta presidencial pero algunos sectores y amigos próximos invocaron intereses más allá de mis deseos y por eso asumí de nuevo esas responsabilidades. No veo en este momento ni conveniente ni necesario que vuelva esas instancias directivas y creo que esa misma idea la comparte la inmensa mayoría del Polo.

Continua...

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