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Antiguo 05-07-2010 , 17:46:44   #2
e-che
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e-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Dioses
  
Kaffeetrinker 2 Respuesta: La educación debe ser de alta calidad y financiada por el Estado

La educación de alta calidad es responsabilidad del Estado


Todo esto tropezaba con un problema y es que estas metas son altamente costosas. Entonces la revolución ¿en qué va a consistir, además de transformar la concepción, el rumbo, el pensamiento de cómo hacer avanzar a los países? En la idea, primero, de reconocer que la familia, las personas, la vida privada, no eran capaces ya de atender las inmensas necesidades que estaban apareciendo. Tampoco las comunidades religiosas tenían el músculo económico ni el poder suficiente para hacer realidad esa educación universal y de alta calidad y por supuesto gratuita para que pudiera estudiar todo el mundo, porque el capitalismo es por definición un sistema lleno de pobres. ¿Qué es entonces lo que sucede? Que el Estado, probablemente por primera vez en la historia de la humanidad, dice que desarrollar el conocimiento a altísimos niveles y cubriendo a todo el mundo es una responsabilidad suya. ¿Por qué una responsabilidad del Estado? (Y fíjense que no estamos hablando de socialismo, sino de capitalismo). Porque el Estado es el más formidable poder económico de cualquier sociedad y solo él es capaz de cumplir con estas funciones. De lo anterior se deriva que la educación se convierte en un derecho, es decir, el ciudadano adquiere el derecho a ser educado a los más altos niveles por cuenta del Estado y gratuitamente para que pueda cubrirse a todo el mundo. Lo que digo suena muy fácil, pero fue una batalla de siglos en la que todavía estamos. Esta puede ser la concepción que predomina en Francia o en los países nórdicos e incluso en Alemania. En Colombia hubo avances en este sentido, pero la privatización viene echándolos atrás.


¿Y qué es lo que se está estableciendo en la privatización? La educación como mercancía. ¿Qué quiere decir como mercancía? Que alguien la ofrece en el mercado y la gente la compra o no la compra dependiendo de si cuenta o no con capacidad de pago. ¿Cuál es el problema de la educación como mercancía? Muy simple. Que mucha gente, por ser un bien tremendamente costoso, no la puede pagar porque se trata de una educación larga en el tiempo, compleja en sus niveles de ascenso y de alto nivel. Entonces convertir la educación en mercancía lo que significa primero que todo es excluir de la educación a un número inmenso de seres humanos que no pueden pagarla. Y segundo, y quiero enfatizarlo, la calidad depende del costo de la matrícula. He insistido en señalar que por norma general la educación privada es sinónimo de mala calidad, por lo menos en lo que tiene que ver con la educación del pueblo. La educación privada de los hijos de los magnates puede ser tan buena como las mejores de las públicas, pero sobre la base de matrículas carísimas que puedan contratar a los mejores profesores, las mejores bibliotecas, los mejores centros de investigación. Pero la educación privada barata o relativamente barata es por definición de mala calidad. Y esto es fácil ilustrarlo. Siempre será mejor el almuerzo de cien mil pesos que el corrientazo de dos mil. Siempre será mejor un automóvil de cien millones de pesos que un pichirilo de cuatro o de cinco. Siempre serán mejores los zapatos más costosos que los más baratos. Es algo elemental y fácil de entender.


Luego, lo que nos están proponiendo con las políticas privatizadoras es una educación que excluye a mucha gente y que educa a los restantes de una mala manera. Ya tenemos más de la mitad de la educación superior privatizada y siguen imponiéndose todas las concepciones de privatización dentro de la universidad pública. Comentábamos ahora con el rector de la Universidad del Tolima, por ejemplo, que ya los posgrados de las universidades públicas están todos privatizados en cuanto a los precios de sus matrículas, con todo lo que eso significa en lo que tiene que ver con la exclusión de millones de colombianos que no pueden acceder a ellos. Hagamos entonces sinónimos educación privada y exclusión.


Esa educación mediocre se traduce en dos efectos muy negativos. El primero, los individuos que se gradúan de esas universidades de garaje terminan castigados, porque en el mercado laboral ya no todos los ingenieros son iguales. Aquí cada ingeniero civil sacará su título y quien lo va a contratar mirará de qué universidad viene y dependiendo de cuál sea le darán o no el puesto, porque saben que hay un vínculo entre el tipo de título, la marca del título como en los carros, y la capacidad del individuo. Pero hay un problema aún más grave y es que nos afecta socialmente. A un país lo desarrolla que haya muchos ingenieros, pero en el entendido de que sean buenos ingenieros. Pero si a los ingenieros se les caen los puentes o se les tuercen porque no aprendieron el cálculo que deberían aprender, no podrá haber progreso. Resumiendo, entonces, la privatización es sinónimo de mala calidad, mirada por donde se mire. Surge aquí una pregunta: si todos estamos de acuerdo en que no es posible desarrollar el mundo ni un país sin una educación de cubrimiento universal y de alta calidad, ¿por qué la política es la privatización? El fenómeno tiene una explicación bien simple y es que esta educación de alta calidad de la que yo hablo es pensando en un país avanzado, de verdad moderno, desarrollado, vinculado a procesos complejos de producción. Pero si se está pensando es en un país de quinta categoría, se puede resignar a una educación de quinta categoría.

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