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Antiguo 16-06-2010 , 20:48:29   #19
QUEMANTANALETA
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Predeterminado Respuesta: los mayores genocidas de la historia

Primera Guerra Mundial

Al inicio de la Primera Guerra Mundial (1914) decidió alistarse como voluntario en el ejército alemán. Realizó su servicio en Francia y Bélgica como mensajero del 16° Regimiento de Infantería Bávara de Reserva, que lo expuso al fuego enemigo. También aprovechó para dibujar algunas historietas y dibujos de instrucción para el periódico del ejército. Fue ascendido al rango de cabo y condecorado en varias ocasiones por su valor en combate, destacando especialmente la consecución de la Cruz de Hierro de segunda clase el 2 de diciembre de 1914, y la Cruz de Hierro, primera clase, el 4 de agosto de 1918, un honor raras veces dado a un soldado de tan baja graduación (ya que aún no era ciudadano alemán, no fue promovido más allá del grado de cabo). En octubre de 1916, en el norte de Francia, Hitler fue herido en la pierna, regresando al frente en marzo de 1917.

Hitler era considerado como un soldado «correcto», pero según se informa era impopular entre sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los superiores. «Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas», dijo, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por el putsch de Múnich en 1923. Uno de sus camaradas comentó: «Nos quejamos sobre él y encontrábamos intolerable que entre nosotros tuviéramos a un cuervo blanco» (Haiden, 1936).

El 15 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler fue trasladado a un hospital de campaña, donde quedó temporalmente ciego por un ataque con gases tóxicos. Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana. Hitler expresó metafóricamente que durante aquella experiencia, al quitarse la venda que cubría sus ojos, fue cuando descubrió que el objetivo de su vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras, fue tratado por un médico militar y un especialista en psiquiatría, que, según se informa, diagnosticó al cabo como «incompetente para comandar gente» y «peligrosamente psicótico». Su comandante declaró: «¡Nunca promoveré a este histérico!». Sin embargo, el historiador Sebastian Haffner, refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo menos tuvo algún tipo de entendimiento con los militares.

La capitulación alemana en noviembre de 1918 lo impactó de sobremanera, pues en la creencia popular alemana el ejército alemán permanecía invicto. Como muchos otros nacionalistas alemanes, Hitler culpó a los socialdemócratas («los criminales de noviembre») por la rendición. Una explicación extendida por la derecha conservadora sobre la capitulación era la Dolchstoßlegende («la leyenda de la puñalada por la espalda»), que pretendía argumentar que a espaldas del ejército los políticos socialistas y marxistas habían traicionado y «apuñalado» a los alemanes y sus soldados por la espalda. El Tratado de Versalles impuso reparaciones de guerra y otras sanciones económicamente muy perjudiciales para el país, declarando a Alemania culpable de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Durante la negociación del documento surgieron controversias entre el afán pacificador de W. Wilson, presidente de EE.UU. y el vengativo revanchismo del premier francés, Georges Clemenceau. La reconciliación nunca estuvo dentro de los objetivos de Gran Bretaña y Francia porque, desde mediados del siglo XIX, Alemania siempre había rivalizado con estas dos potencias, por la hegemonía de Europa y el control sobre los territorios coloniales en África y Asia. El tratado fue considerado por los alemanes como una humillación y fue un importante factor en la creación de las reivindicaciones sociales y políticas demandadas por Hitler y su Partido Nacionalsocialista para llegar al poder.


Inicios en el Nazismo

Hitler permaneció trabajando para el ejército como espía militar, siendo destinado a la supresión de levantamientos socialistas, que estallaron a través de toda Alemania, incluyendo Múnich, lugar a donde Hitler regresó en 1919. Participó en el «pensamiento nacional», cursos organizados por el Departamento de Educación y Propaganda del grupo bávaro de la Reichswehr. Un objetivo clave de este grupo era crear una «cabeza de turco» para justificar la derrota alemana. Las cabezas de turco fueron encontradas en el Judaísmo Internacional, los comunistas y los políticos liberales, especialmente los miembros de la coalición de Weimar, que eran considerados como los «criminales de noviembre».

En julio de 1919, Hitler fue designado V-Mann (Verbindungsmann, término alemán para espía de la policía) del Aufklärungskommando (Comando de Inteligencia) de la Reichswehr, con el objetivo de atraer a otros soldados de ideas similares, siendo asignado a infiltrarse en un pequeño partido nacionalista de extrema derecha, el Partido Obrero Alemán (DAP). Allí, Hitler conoció a Dietrich Eckart, uno de los primeros miembros y fundador del partido.

Hitler comenzó a participar a tiempo completo en las actividades del partido. Ya a principios de 1921, Hitler era considerado como un gran orador, hablando frente a muchedumbres cada vez más grandes. En febrero, habló ante una muchedumbre de casi seis mil personas en Múnich. Para hacer pública la reunión, envió dos camiones de partidarios del Partido con esvásticas, causar conmoción y distribuir prospectos; fue el primer empleo de esta táctica. Hitler ganó notoriedad fuera del partido por sus discursos polémicos, atacando el Tratado de Versalles, a políticos y grupos rivales (sobre todo marxistas) y, siempre, a los judíos, a los que posteriormente intentaría exterminar en los campos de concentración.

Por entonces, sus principales enemigos eran los comunistas; para combatirlos, creó la Sturmabteilung —la S.A.— comandada por Johann Ulrich Klintzich, aunque el verdadero jefe era el capitán Ernest Röhm. Toma como emblemas la Hakenkreuz —la cruz gamada— y el saludo del fascismo italiano del brazo en alto.

Eso le hace acaparar apoyos en los sectores conservadores, aprovechándose de la situación de recesión favorecida por la posguerra, culpando a los judíos, los comunistas y a los países que habían vencido a Alemania de imponer unas condiciones asfixiantes.


El grupo adquirió mayor preponderancia y en 1921 tomó el nuevo nombre de Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP), también llamado Partido Nazi. En 1923 Hitler preparó, con el apoyo de Erich Ludendorff, un fallido golpe de Estado, por lo que fue condenado a cinco años de prisión, de los cuales sólo cumplió ocho meses. Durante su encarcelamiento, en un régimen carcelario bastante blando, le dictó a Rudolf Hess su manifiesto político Mein Kampf, en el que presentaba a Alemania y al mundo cuál iba a ser su política futura y su visión del Lebensraum. Fue puesto en libertad en diciembre de 1924.

Si bien en un principio Hitler no consideraba erigirse como un líder mesiánico de Alemania, después del Putsch, sus colaboradores y seguidores fueron inculcando dicha imagen frente a la opinión pública alemana, y finalmente Hitler aceptó tomar dicho papel.

El inicio de la Gran Depresión de 1929, el paro y el consecuente desencanto del pueblo alemán favorecieron, entre otras circunstancias, el incremento de sus seguidores y dieron a su partido mayores posibilidades de trabar estrechas relaciones con los medios sindicales patronales, que buscaban fuerzas de choque para emplearlas contra las organizaciones obreras de izquierda.

El gran carisma y un desarrollado talento en la oratoria impresiona a muchas personas que se le unen, tales como Albert Speer y Rudolph Hess, entre otros.

Logró atraerse a las clases medias, los trabajadores en paro y los grandes industriales y logró que su partido se convirtiera en el grupo parlamentario más fuerte en 1932. Sin embargo, fue derrotado por Paul von Hindenburg en las elecciones de marzo de ese año.

En este periodo, su vida sentimental se vio marcada por su relación con su sobrina Geli Raubal, que terminó suicidándose en oscuras circunstancias. Geli Raubal era hija de su hermanastra Angela y fue una de las llamadas Mujeres de Hitler.


Ascenso al poder

Tras su derrota en las elecciones de 1932, Hitler promovió una ola de revueltas y violencia callejera que forzó al débil e inestable gobierno al colapso. Paul von Hindenburg se vio forzado a pactar con Hitler, que fue nombrado canciller alemán el 30 de enero de 1933 con la colaboración de los católicos de Franz von Papen y sus socios. Disolvió el Parlamento y convocó elecciones, liderando el Partido Nacional-socialista. Una semana antes de las votaciones, se produjo un incendio en el edificio del Reichstag y Hitler, tras acusar a la oposición comunista y social-demócrata del incendio, promulgó leyes de excepción, eliminando y persiguiendo a muchos adversarios políticos.

Consiguió la mayoría en las elecciones de mayo (aunque muchos historiadores señalan que no logró un apoyo importante por parte del pueblo alemán inicialmente). En poco tiempo, logró afianzarse en el poder, detentando los cargos de canciller y presidente de la República a la muerte de Hindenburg (2 de agosto de 1934), nombrándose a sí mismo Reichsführer. Estableció el nacional-socialismo como único partido legal. Eliminó a los oponentes de su propio partido y a colaboradores de dudosa fidelidad durante la llamada «Noche de los cuchillos largos», iniciando el proceso de eliminación de diversos grupos raciales, políticos, sociales y religiosos que consideraba «enemigos de Alemania» y «razas impuras», lo que más tarde le llevó a crear los campos de concentración para la liquidación sistemática de comunistas, judíos, Testigos de Jehová (Bibelforscher), gitanos, enfermos mentales y homosexuales, principalmente, así como a un intenso rearme.

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YOULL NEVER WALK ALONE


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