Las elecciones de este domingo tienen varios ingredientes, entre ellos, participación electoral que puede romper la tendencia de un país abstencionista y fenómenos políticos sorprendentes. Sin embargo, no parece suficiente para saber quién sucederá a Álvaro Uribe Vélez.
Este domingo, Colombia vivirá una de las jornadas electorales más trascendentales y cerradas de su historia reciente. En teoría, los colombianos saldrán a las urnas a elegir al sucesor del presidente Álvaro Uribe, pero en la práctica, se advierte improbable que el país sepa quién será su nuevo gobernante.
Sin embargo, las elecciones de este 30 de mayo pueden adquirir un carácter histórico. Mucho hay en juego en unos comicios en los que cerca de 30 millones de colombianos están habilitados a participar y donde se podría romper tendencias históricas, una de ellas en cuanto a participación democrática se refiere.
De los nueve candidatos inscritos, seis lideran los partidos políticos que alcanzaron representación legislativa en las pasadas elecciones del 14 de marzo y se disputan el paso a una segunda vuelta electoral, un escenario que en Colombia no se vivía desde hace 12 años y que para muchos jóvenes electores resultará novedoso.
Todo apunta a que el nombre del presidente se conocerá sólo hasta el 20 de junio, una sensación que ha generado las mediciones de la intención de voto, que así lo señalan, pero sólo las urnas tendrán la última palabra.
Si esta hipótesis se confirma, este domingo sólo se definirán los clasificados a la gran final de una de las campañas más intensas pero cortas de la historia, pues ante la incertidumbre de una segunda reelección, los candidatos sólo apretaron el acelerador desde el día en que la Corte Constitucional tumbó el referendo reeleccionista, lo que sucedió el pasado 26 de febrero.