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Gaviria gana con todos

El ex mandatario está más cerca hoy de Mockus que de Santos. Los 1,8 millones de votos que los liberales sacaron en las elecciones legislativas podrían definir las presidenciales.


El ex presidente Gaviria nombró a Mockus rector de la U. Nacional y lo puso a dictar conferencias por el mundo.
A dos semanas de las elecciones presidenciales y cuando todos los análisis apuntan a que ningún candidato logrará más del 50% de los votos en la primera vuelta, las campañas políticas en Colombia tienen dos grandes preocupaciones: evitar errores de aquí al 30 de mayo y —aunque no lo reconozcan oficialmente— abonar el terreno para las alianzas que se conformarán a partir de esa fecha, con miras a la decisiva segunda vuelta del 20 de junio.

En actitud apenas acorde con su deseo de alcanzar la mayor cantidad de votos en la primera vuelta, los candidatos se han esmerado por desmentir las tesis de las alianzas y eso, lejos de significar que no habrá acuerdos, apunta a que quienes no tienen chance de pasar a la segunda vuelta aspiran, de todas formas, tener más fuerza en los escenarios de acuerdos entre partidos. Admitir la necesidad de acuerdos antes de la primera vuelta es un mensaje de debilidad, sin contar con que hay que evaluar con cuidado si a la hora de los balances el aliado aporta más de lo que puede restar por asuntos como ideología, trayectoria o las simpatías que genere.

En este juego de estrategias hay especial atención por los movimientos de los seis candidatos con más intención de voto y el del controvertido Partido de Integración Nacional: que quien reciba al PIN quedará matriculado como parapolítico, que los partidos con tendencia liberal deben ser los que se unan, que el reciente caso de Nick Clegg en el Reino Unido puso de moda las coaliciones programáticas entre conservadores y liberales demócratas, que con esta fórmula gana Mockus, que con esta otra Santos y con aquella los beneficiados serán los conservadores.

Pero hay un apostador que parece ser el único con las cartas para ganar en cualquier escenario, y no es candidato. Se trata del ex presidente César Gaviria, arquitecto de la oposición a la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe y quien pese a las tentaciones a las que fueron sometidos sus congresistas logró mantener una bancada liberal unida en la oposición. Entre los ex presidentes y los hombres fuertes de cada campaña es el único que gana con cualquiera de los dos primeros candidatos en intención de voto y tiene muy buenas migas con los cuatro que los escoltan.

Los momentos más importantes en la vida pública de los candidatos presidenciales con mayor intención de voto han tenido que ver con Gaviria. Con Germán Vargas Lleras fueron alumnos destacados en el Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán. Gustavo Petro no desaprovecha discurso para recordar que la gesta democrática más importante del país es la Constitución de 1991, elaborada con la decidida participación del M-19 durante el gobierno Gaviria. A Antanas Mockus lo nombró rector de la Universidad Nacional. Y Juan Manuel Santos, Noemí Sanín y Rafael Pardo fueron sus ministros.

Más diciente aún es que cada uno de ellos mantiene hoy contacto con Gaviria. A todos los convocó cuando emprendió la odisea de atravesársele a la segunda reelección de Uribe (Gaviria apuesta en grande) y no es extraño que lo llamen de distintas toldas a pedirle sugerencias para resolver dilemas de campaña o pedir su adhesión. “Todos son muy buenos candidatos”, le dijo a este diario sin hacer comentarios sobre alguno en particular.

Pero el caso del pasado 1° de mayo es elocuente respecto al ascendiente que tiene sobre ellos. Gaviria fue invitado a cenar por Enrique Santos, ex director de El Tiempo, y un grupo de periodistas. Al encuentro llegó el hoy candidato Juan Manuel Santos —hermano de Enrique—, quien aprovechó para preguntarle cuándo apoyaría su campaña presidencial. El aspirante le había enviado varios mensajes a Gaviria y hasta solicitó hace un mes una cita que el ex presidente no le dio debido a que estaría ocupado dictando conferencias fuera del país, según le respondió telefónicamente desde un aeropuerto.

Santos se decidió entonces a lanzar la pregunta en el encuentro casual, a lo que Gaviria respondió que lo apoyará cuando cese en su empeño de llevarse los congresistas liberales hacia el Partido de la U y cuando arregle sus diferencias con el candidato liberal, Rafael Pardo. Y como la pelea entre Pardo y Santos lleva ya años (alimentada por asuntos como la salida en falso de éste último en la que acusó al primero de hacer alianzas con las Farc), a muchos les quedó claro que no será fácil una alianza por ese lado, pese a que coinciden en su origen liberal.

De hecho, Gaviria terminó “regañando” a Santos porque éste le insinuó que el liberalismo se acabaría si no lo apoyaba. “Siga creyendo eso”, le dijo el ex presidente. En la reunión también estaban presentes los periodistas Roberto Pombo, director de El Tiempo; Julio Sánchez Cristo, de la W, y Alberto Casas Santamaría.

La cercanía con Mockus no se quedó en las épocas en que lo puso a dirigir la universidad pública más importante del país. Ante la exitosa gestión del matemático en la Alcaldía de Bogotá, Gaviria lo invitó para que dictara conferencias por el mundo con HiCue, la agencia líder de conferencistas de América Latina, que cuenta con más de 24.000 personajes de los cinco continentes en su portafolio, entre ellos Colin Powell, Mijail Gorbachov, Gary Kasparov, Joseph Stiglitz, Less Walesa, Linda Evans, Rigoberta Menchú, Chris Saca, Emilio Butrageño, Ernesto Zedillo, Franz Beckembauer. Incluso, el mismo Juan Manuel Santos ha sido conferencista de HiCue.
Pero los lazos de Gaviria con el Partido Verde son aún más estrechos. En realidad, es más cercano a Enrique Peñalosa y Sergio Fajardo (también los puso a dictar charlas por el mundo para la agencia en la que él es estrella, acerca de sus experiencias como gobernantes) y habla con mucha frecuencia con el ex alcalde bogotano Lucho Garzón.
Todos ellos saben que los 1,8 millones de votos que el liberalismo acaba de sacar en las elecciones de Congreso son un botín valioso a la hora de definir unas presidenciales tan apretadas. Y que contar con 55 congresistas liberales les ayudaría a resolver los problemas de gobernabilidad que muchos le auguran a un hipotético mandato de Mockus. Como están las cosas hoy, lo más viable sería una alianza entre verdes y liberales. No en vano los guiños van y vienen por estos días en temas como la identidad en postulados y el tono incluyente que deben tener las campañas.

Noemí Sanín es alumna de Gaviria. Si bien ha desfilado por la burocracia de los últimos gobiernos, la candidata conservadora no pierde contacto con él e incluso en esta campaña hablan casi semanalmente. Le pide consejos, analizan temas de estrategia y hasta dibujan escenarios sobre lo que pueda pasar en la campaña.

Con Gustavo Petro hubo acercamientos desde cuando Gaviria empezó a orquestar la idea de una candidatura única de oposición a la uribista para estas elecciones. Si bien tienen diferencias ideológicas notorias, Gaviria quedó perplejo en diciembre de 2008 cuando el hoy candidato del Polo le envió una carta pública llena de elogios en la que se esbozaba una posibilidad de alianza que años atrás habría sonado a embuste.

“Usted como jefe del liberalismo cree firmemente en la posibilidad de una convergencia hacia las presidenciales del año 2010 con el Polo, las fuerzas independientes y un sector del uribismo. Aunque sin respuesta oficial de mi partido, que sólo lo hará dependiendo de los resultados del Congreso del Polo a finales de febrero, tengo que adelantarme a decir que estoy en total acuerdo con esa propuesta”, le decía el hoy candidato.

La idea del acuerdo de 2008 no cuajó, entre otras por las diferencias entre el Polo y Germán Vargas Lleras, candidato de Cambio Radical. Lo curioso es que todos aquellos a quienes Gaviria convocó (Vargas Lleras, Peñalosa, Garzón y Mockus incluidos) terminaron en peregrinación por la oficina del ex presidente liberal, con lo cual no resultaba difícil saber quién era el que los organizaba para la foto.

Como dos años después es improbable que algún candidato gane en primera vuelta y la pelea para la segunda luce tan apretada, Gaviria parece tener la sartén por el mango. Su voto para la primera vuelta será, por supuesto, a favor del candidato que ganó el proceso de selección del Partido Liberal, liderado por él. A todos los que piden su ayuda les insiste en que Pardo no sólo es el candidato del Partido, sino que deben hablar con él porque también lo preside. De la segunda vuelta no quiere hablar en público y se pone serio cuando le plantean la posibilidad de que su bancada se desintegre a punta de prebendas burocráticas. Todas las vertientes quieren su respaldo. ¿Por quién se decidirá?