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daniel302 Esta teniendo un comportamiento un poco descarado
  
Kaffeetrinker 2 Sobre Los falsos positivos ---- Calificación: de 5,00

Los mejores licores
para los que no conocen bien el tema y salen a hablar como loros como si fueran estadistas de talla internacional, aqui les dejo con argumentos:


Los falsos positivos



Algunos amigos le recomendaron a Santos que no fuera ministro porque Uribe solo tenía viceministros, y más en la cartera de Defensa, donde el Presidente ha cifrado buena parte del éxito de su gobierno. Pero si algo le gusta a Santos es asumir retos difíciles.
Santos es quizás el único ministro de defensa que ha logrado tener un verdadero poder sobre los militares. Respetando sus jerarquías y sus lógicas, Santos entró al edificio de la 26 a mandar. Durante su gestión como Ministro, las Fuerzas Militares lograron sus éxitos más visibles contra las Farc: la muerte de Raúl Reyes fue la más notoria, pero muchos otros frentes quedaron descabezados o reducidos por la acción coordinada del Ejército, la Policía, la Armada y la Fuerza Aerea. Santos reforzó la ayuda extranjera en temas de inteligencia y afinó muchos procedimientos internos. La Operación Jaque, que devolvió a la libertad a Ingrid Betancourt, a los contratistas gringos y a ocho soldados secuestrados durante casi una década, fue el resultado más visible de toda una reingeniería interna.

Y Santos, como suele hacerlo, cobró públicamente los méritos. Se inventó las ruedas de prensa con un podio y todo el establecimiento militar detrás, dandose una aureola de presidenciable. Renunció hasta el último minuto para no inhabilitarse esperando dar de baja o capturar al 'Mono Jojoy', con cuya cabeza Santos sabía que daría un salto de garrocha a la Presidencia.

Por eso ahora el candidato liberal Rafael Pardo le dice que si va a sacar pecho con los éxitos de la Seguridad Democrática, entonces que ponga el pecho por los falsos positivos que ocurrieron durante su paso por el Ministerio. Sus detractores también gozan diciéndole 'Falsantos' además de 'Chucky', el muñeco diabólico.

Y si bien a él -como a los ex Ministros Camilo Ospina y Jorge Alberto Uribe- les cabe una responsabilidad política por las ejecuciones de jóvenes inocentes presentados luego por el Ejército como muertos en combate durante su administración, personas que conocieron el proceso por dentro, tanto en el Ministerio de Defensa como el sector de derechos humanos, dicen que Santos no es el ministro de los falsos positivos sino el Ministro que le puso fin a los falsos positivos (o que por lo menos intentó ponerle fin).

La práctica de matar jóvenes inocentes y presentarlos como muertos en combate existe desde hace varias décadas. Pero el fenómeno de reclutarlos en una localidad como Soacha y llevarlos al otro extremo del país para asesinarlos y disfrazarlos de guerrilleros y cobrar recompensas por ellos es un fenómeno particular del gobierno de Uribe. Cuando Santos llegó al Ministerio en 2006, ya la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos había alertado sobre las ejecuciones extrajudiciales del Ejército en sus informes anuales del 2004 y del 2005, y sus delegados pusieron a Santos al corriente.

Lo primero que hizo Santos junto con el general Freddy Padilla de León, el Comandante de las Fuerzas Militares, y su viceministro Sergio Jaramillo, un año antes de que se destapara el escándalo de Soacha, fue cambiar los indicadores de éxito de la Fuerza Pública. Mediante la directiva 300-28 de noviembre de 2007, comenzaron a premiar más las capturas y las desmovilizaciones que las muertes en combate. Santos sacó esta directiva a pesar de la oposición del general Mario Montoya, Comandante del Ejército. Según cuentan muchos soldados, Montoya los animaba en sus visitas a las brigadas diciéndoles que quería ver 'litros de sangre'.

En septiembre de 2008, Medicina Legal le reportó a la Oficina de Derechos Humanos de la Vicepresidencia que el sistema de identificación de desaparecidos había encontrado que de 11 personas desaparecidas en Soacha, 9 aparecieron muertas dos días después en Ocaña y dos en Cimitarra. El Fiscal de Ocaña dijo que eran muertos en combate. Lo mismo el de Cimitarra. Con esa información, el director de la Oficina llamó al Ministro Santos y esa misma noche, en una rueda de prensa, Santos destapó el escándalo que más ha golpeado la reputación de las Fuerzas Armadas.

En cambio de tapar el escándalo con la tradicional actitud de solidaridad de cuerpo, Santos conformó una comisión para investigar el tema. Creó la figura de inspector delegado para cada brigada que no estaba en la línea de mando y también la de un asesor jurídico operacional para que ell comandante de la brigada sepa qué tipo de acciones estan acorde con el derecho internacional humanitario. Sacó una directiva obligando a que el levantamiento de cadáveres fuera realizado solo por fiscales, una medida que muchos militares han rechazado; dicen que esto entorpece las operaciones militares pues tienen que quedarse cuidando a los guerrilleros muertos mientras llegan los fiscales. Creó una unidad especial de 20 fiscales para investigar los casos y ordenó a todas las brigadas que entregaran la información requerida tanto por el Coronel Suárez a cargo de la comisión investigadora como a la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

De esa comisión salieron 15 recomendaciones que el Ministerio puso en práctica, incluido un documento con nuevas reglas de enfrentamiento que si no se queda en el papel debería mejorar el record de derechos humanos de las Fuerzas Militares. Los resultados de esa investigación sirvieron de sustento para despedir a 27 oficiales del Ejército, incluidos tres generales. La radical medida la tomó Santos, en contra de la voluntad del general Montoya, quien presentó su renuncia a raíz de ese episodio. Con ese despido masivo, Santos logró también debilitar la línea de sucesión de Montoya, y la más cercana a los afectos del Presidente Uribe. Porque Santos sabe jugar a tres bandas. Ya lo había hecho con la Policía al despedir a 11 generales y ascender de manera express al General Óscar Naranjo a pocos meses de posesionarse, tras las revelaciones que desde la Policía estaban chuzando opositores.

Fuente: La silla vacia.

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