1 de mayo histórico y decisivo

Hace 124 años, la Federación de Sindicatos y Uniones Laborales de los Estados Unidos y Canadá (AFL), decretó que a partir del 1 de Mayo de 1886, ningún trabajador debería trabajar más de 8 horas por día, con 8 horas para la cultura y la recreación y 8 para el descanso (los tres .
Se inicio una huelga general de costa a costa, hasta Chicago. En actos de provocación e infiltración, los días 3 y 4 de mayo la policía asesinó a 44 obreros. Allanaron locales sindicales, diarios obreros y se persiguió a los dirigentes y a sus familias.



Luego, condenaron sin pruebas y ahorcaron en la cárcel de Chicago a los dirigentes August Spies, Albert Parsons, Adolf Fischer y George Engel; Louis Lingg se suicidó; Samuel Fielden y Michael Schwab recibieron cadena perpetua, y Oscar W. Neebe fue condenado a trabajos forzados: Se les recuerda como los mártires de Chicago.



Hoy subsiste la explotación del trabajo por el capital. El desarrollo tecnológico y la globalización sofisticaron las formas de organización y los procesos de producción y trabajo. En algunas regiones, bajo formas extremas de esclavitud maquillada, proscritas por la comunidad internacional.



Esos mismos factores, y la aplicación de modelos económicos neoliberales que consideran al trabajo como una mercancía y a la protección social y la acción sindical como “interferencias” al libre mercado, que hay que eliminar, profundizaron la precarización del empleo, la desprotección y la exclusión social, la descentralización y deslocalización productiva, la subcontratación y tercerización.



Con el apoyo del Estado, en Colombia los sindicatos son señalados por causar quiebras, ruina y desempleo. Son invisibilizados por los grandes medios y sus movilizaciones y protestas pacíficas son perseguidas, hostigadas y espiadas por los organismos estatales de inteligencia, y hay eliminación física de los dirigentes sindicales, en contubernio con otros actores.



Esta sociedad no puede seguir hablando de democracia y tolerando el exterminio físico de los sindicalistas y sus organizaciones. Debe exigir al nuevo Gobierno verdad, justicia, reparación y no repetición; restablecer el Ministerio de Trabajo y seguridad Social como entidad garantista de los derechos laborales; que apoye políticas de trabajo decente, lo que más afecta la dignidad, principios y derechos fundamentales; hay 1.600.000 niños y niñas trabajando; las mujeres y la juventud trabajadora ganan menos y sufren mayor informalidad y desempleo; 66% de la población trabajadora vive en la pobreza y sin protección social, al igual que los desempleados; deprime el abandono a los pensionados, tercera edad, minusválidos y madres cabeza de familias.



Hay argumentos sobrados para marchar los inconformes este 1 de mayo de 2010, para reflexionar seriamente a quién debemos apoyar el 30 para la Presidencia, abriendo una nueva página en la historia del Día Internacional de los Trabajadores, con la consigna de derrotar las encuestas amañadas, castigar con el voto negativo a los partidos y personajes que ayudaron a imponer desde 1991 un neoliberalismo despiadado y cruel contra la clase trabajadora, culpables de la situación, apoyando como única alternativa seria, coherente y sin antecedente de locuras, al candidato de la izquierda democrática.