“No quiero morir con la vergüenza de no dar hasta la última lucha para que mi generación pueda tranquilamente esperar el juicio de la historia”, dice en su punto final el Manifiesto Democrático que Álvaro Uribe le propuso a Colombia en la campaña que lo llevó a la Presidencia en 2002. Este jueves, cuando la cuenta regresiva dice que le quedan apenas cien días de mandato, el Gobierno acelera el paso buscando concluir tareas, mientras críticos y analistas comienzan a escudriñar buscando logros y fracasos.
Aunque voceros de la Casa de Nariño insisten en que no se trata de esfuerzos de última hora, recientemente el analista Alejandro Gaviria llamaba la atención sobre el inusual afán en presentar proyectos y mostrar resultados. Por ejemplo, radicó un proyecto para revivir el Ministerio de Justicia, otro para permitir la reelección de alcaldes y gobernadores, y le pide a su bancada estudiar iniciativas para aliviar la caída de la Emergencia Social en la Corte Constitucional.
Pero además, en estos cien últimos días de la era Uribe se estará adjudicando el tercer canal privado de televisión y se definirá la venta de Isagén, al tiempo que se pretenden aprobar una serie de compromisos presupuestales para el metro de Bogotá y el tren de cercanías. Viéndolo así, dice Gaviria, parece que se “quisiera alargar el período presidencial por cuenta de una gran intensidad de última hora”.
Y es allí donde pululan los cuestionamientos. Por ejemplo, en el tema de la salud, los mismos uribistas dicen que el tiempo ya no alcanza para sacar adelante una reforma estructural, la cual debió hacerse hace rato y no a última hora. O en lo de revivir el Ministerio de Justicia, muchos creen que en su eliminación está el origen del choque entre Ejecutivo y Corte Suprema de Justicia, cuya solución se espera esté en manos del próximo gobierno.
Ni qué decir del difícil panorama que queda en las relaciones internacionales, con una crisis latente con Venezuela y muchas dudas con Ecuador. “De los tres últimos cancilleres, no se sabe cuál es el más malo”, dice el senador uribista Armando Benedetti. Faltan cien días para que termine el gobierno Uribe, para algunos el mejor de las últimas cuatro décadas, y para que comience para él el juicio de la historia.