La revisión de las tendencias sobre intención de voto, recogidas a través de encuestas relativamente bien estructuradas y confiables, lleva razonablemente a dos conclusiones básicas:
1. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales van a contraponerse dos grandes fuerzas: las que están en el poder y buscan perpetuarse para imponer su proyecto político de largo plazo, y otras fuerzas emergentes que en esencia se han levantado para exigir que sus próximos gobernantes respeten plenamente el imperio de la ley.
2. La medición cuantitativa de este par de fuerzas opuestas lleva a una constatación sorprendente: están prácticamente empatadas.
¿Será que el empate se mantiene? ¿Qué puede ocurrir si la diferencia entre los candidatos es mínima?...