Toca a su fin el gobierno de Uribe Velez. Con el reciente fallo de la Corte Constitucional, se inicia la ultima etapa de su mandato, que seguramente sera recordado en Colombia y el exterior como una de las epocas mas negras de nuestra historia. El balance no puede ser más desastroso. Baste mirar las cifras en lo económico y lo social, para no hablar de los millares de víctimas del terrorismo oficial y la tremenda corrupción en la totalidad del ******o estatal.
Nostálgico del poder, el tiranuelo en sus discursos, convoca a sus compañeros de aventura gubernamental a redoblar esfuerzos para dejar concluido lo pendiente de su obra de gobierno. Entre otras, liquidar definitivamente a las FARC-EP. Más exactamente: "lo que queda de la far" según sus cuentas.
Once y medio periodos presidenciales han transcurrido desde cuando el Presidente Guillermo León Valencia, en mayo de 1964 lanzó su ofensiva contra Marquetalia, dando inicio a la lucha campesina de resistencia guerrillera que terminaría dando origen a las FARC-EP.
Más de dos decenas de ministros de defensa y otras cuantas de comandantes de las fuerzas militares y de policía empeñados en el mismo propósito: Acabar con las FARC-EP, sin lograr los resultados esperados.
Es por esto, que llama la atención, no escuchar de boca de ninguno de los actuales candidatos a la presidencia, propuesta distinta para la solución del conflicto social y armado en nuestro país, que la de continuar con esta equivocada política, seguramente buscando arañar votos de la opinión, convencidos como viven de sus propias mentiras.
Desde las filas de las FARC-EP históricamente hemos sostenido que no es por la vía militar que el Estado va a lograr el fin del conflicto social y armado que nos enfrenta. El final del conflicto, necesariamente vendrá de la mano de la solución de los graves problemas económicos, políticos, sociales, ambientales y de soberanía que hoy nos afectan.
Insistir en la vía militar, además de crueldad, lo que demuestra es el egoísmo, la pequeñez histórica y la obtusa capacidad de la clase dominante para entender la necesidad de abrir espacio a los cambios estructurales de la sociedad colombiana, que den cabida a las fuerzas sociales y políticas que aspiran a ver representados sus intereses en un nuevo marco constitucional que nos comprenda a todos los colombianos. Es seguir ahogando en sangre los deseos de transformación y cambio, latentes en lo profundo de la sociedad colombiana, y represados por décadas a través del terrorismo oficial, aún a costa de la renuncia al ejercicio pleno de la soberanía y su entrega definitiva al amo gringo.
Ilustra la inutilidad de tan demencial política, el sostenido accionar del movimiento guerrillero, a lo largo y ancho del país, pese al esfuerzo del gobierno y los medios de información de ocultar la realidad del conflicto armado en nuestro país. A continuación los partes correspondientes al mes de febrero de las unidades del Bloque Oriental.