Por: Raúl Arroyave Arango, Director Dpto. Relaciones Internacionales CUT, Bogotá, abril 4 de 2010.
Introducción
“Una mentira repetida mil veces termina por convertirse en verdad”. Tal era el lema de propaganda de los nazis y tal el basamento de los ataques mediáticos con que la gran prensa moderna ha pretendido moldear la opinión pública mundial. La gran prensa es el cuarto poder, no sólo por todo lo que puede hacer en materia de desinformación, tergiversación, ocultamiento, manipulación, cortinas de humo y linchamiento mediático, sino porque de hecho, es propiedad de los grandes monopolios financieros ligados siempre al poder político que controla el Estado.
Sin rigor alguno y sin profundizar en los hechos, la difusión de las noticias, análisis y comentarios sobre los diversos acontecimientos mundiales está imbuida de una tremenda carga ideológica que la convierte en un fuerte instrumento de lucha en la actual geopolítica mundial. La elaboración noticiosa está a cargo de un puñado de agencias a nivel mundial por lo cual, en el mundo se sabe solamente lo que ellas digan. Se construye así la uniformidad del pensamiento que choca con toda la palabrería sobre la libertad de expresión y el acceso democrático a los medios masivos de comunicación. Cuando entidades como la SIP (sociedad Interamericana de Prensa) que agrupa a los grandes medios de comunicación del continente peroran sobre la libertad de expresión lo hacen es reclamando libertad para defender los intereses de los monopolios en cada país no para lograr una verdadera democratización de los medios de comunicación.
La primera sacrificada en toda guerra es la verdad. Lo que hoy se vive en el mundo es una feroz lucha por la hegemonía entre todos los grupos monopólicos. La ansiada supremacía unipolar del imperialismo norteamericano después de la guerra fría está siendo cuestionada en todas partes. Europa, China, Rusia, hasta el propio Japón, Brasil, India y otros países menores buscan su espacio bajo el sol. La intensidad de esta confrontación por el control de los mercados y las fuentes de materias primas se acrecienta por la guerra mediática que se convierte en preludio de futuras agresiones militares.