Luiz Inacio Lula Da Silva ha sido un presidente modelo en América Latina, su gestión ha posesionado a Brasil entre las economías más poderosas del mundo y se ha debido a políticas sociales y económicas orientadas hacia el crecimiento interno y la protección de los trabajadores. Lula también ha convertido a Brasil en un referente de la geopolítica mundial y casi que en un representante de la zona latina en el mundo.
Pero, a mi pesar, Lula ha tendio ciertas acciones en las que denota una enorme hipocresía. Al parecer ha olvidado su pasado como sindicalista, cuando por aquel entonces había fundado el Partido de los Trabajadores e incluso realizaba huelgas de hambre, y ahora, ante la muerte de Orlando Zapata, disidente cubano, le es indiferente este tipo de manifestaciones pacíficas. Ante la negativa de reunirse con disidentes cubanos, Lula ha demostrado una actitud negligente y alcahueta ante algo que seguramente hace 30 años, aún siendo sindicalista, hubiera apoyado sin pensarlo mucho. Lula parece estar olvidando quién es, de dónde surgió, los ideales de protesta contra las injusticias de su tiempo...y ahora sólo se limita a comparar disidentes políticos con criminales comunes de su país con un frío y seco "...así es la legislación cubana..."
Siendo un presidente tan influyente en la región, ¿por qué asume estas actitudes tan negligentes ante una violación de los derechos humanos que tanto aborrecía en sus tiempos de sindicato? Lula tiene la oportunidad de ser tremendamente influyente en las decisiones que se tomen en América Latina, pero Brasil no parece estar mostrando mucho liderazgo, tal es el caso de UNASUR, donde Hugo Chávez influye tremendamente, creando un ambiente de alineamiento ideológico e impidiendo el proceso de integración que se busca promover.
El partido de oposición de izquierda más importante, el Partido Popular Socialista, demuestra su indignación ante las declaraciones del jefe de Estado brasileño, expresando que no se puede ser tan negligente ante un país con serias violaciones de derechos humanos como Cuba, pero lo que más causa indignación entre la población brasieña en general es la manera hipócrita como Lula, otrora promotor de los movimientos pacifistas, aborrece este tipo de manifestaciones y compara a sus autores con criminales del común.