Tal parece que se volvió norma hacer campaña electoral a través de descalificativos, insultos y otros peyorativos contra los adversarios. Las campañas dejaron de centrarse en las propuestas y ahora se enfocan en descubrir la manera de crear mala imagen contra los contendores, y así pues, la campaña pierde sentido.
Y no es algo exclusivo de un solo partido o de una coalición, en Colombia esa es la estrategia de política de casi todos los partidos, movimientos y demás organizaciones que aspiran a posicionarse en la clase dirigente. ¿Y dónde quedan las propuestas?, ¿realmente esperan ganar algo sólo cargándola contra sus adversarios? Pues parece que ésa es la nueva manera de hacer política en Colombia. En vez de emular las democracias europeas, donde no hay discusiones ideológicas y todos los partidos van por lo general hacia una meta común, hemos regresado a los tiempos de la Patria Boba con las discusiones entre centralistas y federalistas; y posteriormente entre liberlaes y conservadores. Ahora no estamos hablando de una discusión a dos bandas, ésta se mueve a múltiples bandas, se forman coaliciones y el único objetivo a la vista es el de hacer campaña atacando a otros partidos o coaliciones.
Pero lo que sí es más grave, a parte de los ataques verbales, son los calificativos díscolos e irracionales a los que se someten las diferentes coaliciones, como las de "narcotraficantes", "guerrilleros disfrazados", "paramilitares", "vendepatrias"...este año, celebrando los 200 años de la Independencia, es vergonzoso que en nuestro país aún no hayamos aprendido a ser una democracia pluralista y abierta a todas las ideas, cuando países más "jóvenes" como la India nos dan una lección tremenda de cómo se debe comportar una democracia.
Así pues, que llegó el momento de elegir bien, de elegir con honestidad, de elegir pensando en lo que más le conviene a Colombia para el presente y el futuro, sin pensar en si un candidato profesa cierta ideología política, si pertenece a X partido o si está respaldado por X persona(s). Dejemos de lado el sectarismo, empecemos a buscar ideas afines y a partir de eso, empezar a hacer el presente y, por consiguiente, el futuro.