Anny Rodríguez, atrapada en las llantas de la tractomula que la arrolló, llamó a su esposo para despedirse. “Le dijo que fuera a verla por última vez”, dijo su hermano Robert.
Atrapada en medio de las llantas traseras de la tractomula que segundos antes la arrolló, Anny Rodríguez Bonilla hizo una llamada desde su celular a esposo. Esa fue la última conversación de la pareja.
La mujer, consciente, habló con su compañero sentimental, Hugo Trujillo, y le manifestó lo ocurrido. “Él recibió la llamada, le dijo que fuera a verla por última vez”, expresó su hermano Robert Rodríguez Bonilla.
Profundamente afectado, el familiar no dudó en expresar que su hermana, madre de una niña de seis años de edad, “se estaba despidiendo del esposo”.
Anny, de 29 años, era motivo de admiración por parte de sus hermanos; “era un ejemplo para nosotros, buena hija y hermana, excelente madre, cumplida y responsable con su trabajo”, recordó Robert.
“Era una muchacha echada para adelante, siempre pensaba en salir adelante, pero el destino no la dejó”, manifestó su padre Hugo con voz entrecortada y lágrimas rodando por sus mejillas.
Uno de los sueños que estaba a punto de lograr era comprar una casa; “la ilusión más grande que tenía, y por la que estaba luchando, era conseguir la casita para ella, su esposo y la niña. Ya tenía algunos ahorritos”, sostuvo su hermano.
La más reciente conversación de su proyecto la sostuvo el domingo anterior en la casa de sus padres. “Estuvimos hablando y nos dijo que le faltaba poco para cumplir su sueño, y mire lo que pasó”.
Su hija, la razón de ser
Anny además estaba pensando en estudiar una carrera universitaria que le permitiera darle un mejor futuro a su pequeña hija Nicole. “Había realizado cursos de secretariado y sistemas, pero entre sus planes tenía el estudiar una carrera universitaria, pensando en salir adelante para su hija”, expresó su padre.
“Vivía por su hija a quien no le faltaba nada”, sostuvo Robert al señalar que la menor “aún no dimensiona lo que pasó con la mamá, no ha captado lo sucedido. La estamos rodeando”.
“Teníamos la esperanza que sobreviviera”
La esperanza de que siguiera con vida, pese a la gravedad de las heridas, permanecía en su familia. “La íbamos a sacar adelante, apoyarla, a estar con ella”.
No obstante, un paro cardiorrespiratorio segó su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Neiva, donde fue remitida después de cuatro horas de cirugías.
Anny sufrió fracturas de la cadera, lo que obligó a los médicos a practicarle la amputación de las piernas. “Le debieron realizar reacomodamiento del recto y el ano”, dijo César Hernán Roa, jefe de Hospitalización del centro asistencial.