Hace ya más de un año, Barack Obama tomaba posesión como presidente de los Estados Unidos, convirtiéndose en el primer presidente afroamericano de aquel país. Su campaña estuvo basada principalmente en mensajes de esperanza y promesas de cambio, pero hoy, nos estamos dando cuenta de aquel discurso tan prometedor tan sólo quedó en eso, y que Estados Unidos continúa con una peligrosa línea en sus políticas domésticas e internacionales.
Obama logró con su carisma atrapar un sinnúmero de simpatizantes, pero más que su carisma fue su promesa de real cambio la que logró cautivar a muchos norteamericanos que hoy contemplan como ese discurso sólo sirvió para la posesión de Obama, pero donde realmente no ha habido un gran cambio. Aunque Estados Unidos goza de ser una de las economías más fuertes del mundo, sufre enormes problemas sociales, manteniendo una línea de pobreza superior al 16%, un sistema de educación que, aunque es de alta calidad, no recibe el suficiente apoyo, sin contar que sigue siendo el único de los países industrializados que no cuenta con coertura universal en salud para sus ciudadanos. A las problemáticas sociales, se suma la exorbitante inversión militar y el sostenimiento de guerras en Irak y Afganistán, y de las bases militares alrededor del mundo, en especial la base de Guantánamo, donde se cometen un sinfín de violaciones a derechos humanos. ¿Cuál fue el verdadero cambio? Sólo cambió el hecho de que el presidente es negro. De resto, Estados Unidos sigue en lo mismo: una política exterior del "no me importa" y una política interior que no tiene en cuenta a las clases más oprimidas. Mientras se invierte en Irak y Afganistán, las escuelas públicas están urgidas de recursos, millones de personas buscan empleo y buscan un seguro en salud que les garantice una atención íntegra y de primer mundo.
Pero me pregunto...¿era peor si en las elecciones de 2008 hubiera ganado John McCain? Quizá hubiera sido peor, la política interna y externa de los Republicanos siempre ha sido conocida por su descarado intervencionismo en asuntos exteriores, políticas desafiantes contra los países que no la van con su parecer y políticas internas que benefician a los grandes empresarios y millonarios a costa de las clases media y baja. Lastimosamente a los norteamericanos se les ha engañado durante décadas, dejándoles sólo dos opciones para elegir: Republicanos feroces o Demócratas débiles. En vista de que Obama seguramente no podrá alcanzar la reelección en 2012 y que los Republicanos se preparan para buscar a un próximo presidente, hace pensar si habrá una tercera opción que pueda en realidad entregar una propuesta seria de cambio y transformación para esta nación, de gente amable y trabajadora, pero con un gobierno mezquino y mentiroso.
Me pregunto qué pensarán desde dónde quiera que estén George Washington, Thomas Jefferson y Abraham Lincoln lo que tantos ineptos han hecho con esta gran nación. De seguro llorarían al ver su sueño convertido en un circo de tercera.