Más de 7.000 parejas procedentes de todo el mundo participaron de manera conjunta en una boda masiva en Corea del Sur, de las que 4.000 se casaban, y las demás, "renovaban" su enlace conyugal.
El matrimonio se celebró por la Iglesia de la unificación, fundada por el sectario Sun Myung Moon. Una buena parte de los recién casados no se conocían antes de la ceremonia.
Según la doctrina munista, sus seguidores se emparejan con otra persona, normalmente de otra nacionalidad o raza diferente, con el propósito principal de unificar el mundo. Moon, quien se considera un mesías a quien Jesucristo le dijo a sus 15 años que completara su trabajo en la Tierra, ha sido siempre una figura muy criticada. Eso no le impidió festejar varias centenas de bodas masivas en todo el mundo, que cada año va en aumento desde 1960.
El número de participantes de la ceremonia no alcanzó esta vez el índice del pasado octubre, cuando Moon congregó en una plaza delante de la universidad sectaria en Asán (al Sur de la capital surcoreana) a 7.500 parejas. En aquella ocasión la ceremonia contó con la participación de novios llegados desde Tegucigalpa, México y Asunción y cada vez se enumeran varias decenas, así como también procedentes desde Moscú.
Se decía mucho en las últimas dos décadas sobre una tendencia común para las mujeres rusas de casarse con los extranjeros. Ahora, cada día más, los hombres de Rusia optan por las novias del extranjero.
“El amor es algo peligroso, una vez que uno se enamora, ya no le importa que ella sea de Canadá, de Australia, de Moscú, o de cualquier otra ciudad o país”, dice Artur, el protagonista ruso del reportaje especial del canal RT. Sin embargo, la tradición cultural de los pueblos de Rusia no favorece a las bodas masivas que, evidentemente, suprimen la individualidad, o por lo menos, restringen la voluntad y la opción personal en el momento mismo de contraer el matrimonio.